Qué puede tomar y qué no si trata de proteger su salud con una alimentación saludable.

Las gaseosas

Deje de lado todas las gaseosas: comunes, dietéticas, incluso las denominadas naturales. Ni usted, ni su corazón, ni su cintura las necesitan. Más que cualquier otro cambio dietario en los últimos 40 años, el consumo vertiginoso de bebidas cola se puede vincular directamente con el aumento de peso descontrolado en todo el mundo. He aquí una predicción: en los próximos 10 años, la mayoría de nosotros pensará de estas bebidas lo mismo que opinamos de los cigarrillos, que son una gran amenaza para nuestra salud. Muchos expertos en obesidad hacen referencia a las bebidas cola como caramelo líquido, y la comparación es válida. En países donde las bebidas cola son populares, ellas son la fuente principal de azúcares agregados en la dieta. Los ciudadanos consumen hasta 190 litros de esta bebida al año. Además de las calorías vacías que no se necesitan, existe otro problema, ya que los sensores del apetito en el estómago y el cerebro no registran todas estas calorías líquidas. En otras palabras, se podrían beber cientos de calorías y aun así tener casi tanto apetito como antes. Incluso si se opta por las gaseosas dietéticas, no se está fuera de peligro. Al darles edulcorantes artificiales a las ratas, en realidad comen más alimento y suben más de peso que las ratas que reciben azúcar real. Habituarse a la dulzura extrema de las bebidas cola también opaca los sabores de los alimentos. El sutil pero sabroso gusto de las frutas, los granos y las verduras palidece en comparación. Además, si se beben demasiadas gaseosas, es probable que no se consuman bebidas como leche y té, que son buenas para el corazón. Si usted es fanático de las bebidas cola, privarse de ellas podría ser el mayor desafío que le presente. No obstante, no existen argumentos para defender el consumo de bebidas cola si usted quiere cuidar la salud de su corazón. No se preocupe, aún podrá disfrutar de las burbujas. Pruebe con agua gasificada con sabor a limón, lima o jugo de fruta. O bien, opte directamente por agua. Algunas compañías de bebidas han hecho una buena tarea en convencernos de que el agua no es suficientemente buena para nuestro cuerpo, sin embargo en realidad es la bebida perfecta. Después de una o dos semanas de cambiar por estas alternativas saludables y de bajas calorías, no volverá atrás. 

CONSEJO:

No más bebidas cola. No las necesita y, en poco tiempo, no las extrañará.

Beba agua fría, té helado sinendulzar, agua gasificada con un poco de jugo de fruta o un chorro de lima o limón.

Si consume bebidas cola por la cafeína, sustitúyalas por café  o té, que son más saludables.

Los jugos

Sí, los jugos de frutas suenan saludables. Parecen buenos para la salud. Después de todo, están hechos con frutas. Así que, ¿cuál es el problema? Comparada con la fruta real, una taza de jugo puede llegar a tener el doble de calorías pero nada de fibra. Esta sustancia es el motivo por el cual el azúcar natural de la fruta no provoca picos de glucosa e insulina en la sangre. Beba 1 taza (250 ml) de jugo de naranja y obtendrá 100 calorías y menos de medio gramo de fibra. Coma una naranja y obtendrá siete veces más fibra (3,5 gramos) y apenas 65 calorías. ¿Qué cree que lo saciará más rápido? Ahora considere el jugo de manzana. La fibra prácticamente no existe, pero una manzana tiene 4 gramos de fibra. Y el jugo tiene casi el doble de calorías. Al igual que las calorías de una bebida cola, las calorías en el jugo no satisfacen muy bien el apetito. Un estudio encontró que aquellos que bebían aproximadamente 150 calorías en jugo o bebida cola con sus comidas recibían 105 calorías totales más, en promedio, que quienes bebían agua. El problema es que el cuerpo lidia con la sed de un modo distinto que con el apetito. Ya sea que beba un vaso de agua o de gaseosa, el volumen sanguíneo y el contenido de líquido de las células aumentan y los impulsos nerviosos le indican que no tiene más sed. Al comer, son los sólidos en los intestinos y el estómago los que envían el mensaje de que ya no necesita comida. Agregue calorías a los líquidos, y el cerebro los ignorará completamente. Terminará comiendo casi tanto como lo haría si bebiese agua. No hace falta abandonar el jugo de fruta siempre que sea ciento por ciento jugo. Estos son, en esencia, bebidas cola sin gas: montones de azúcares y calorías, sin recompensa alguna. Sin embargo, beba menos. De hecho, en vez de servirse un vaso de jugo de naranja alto en calorías, piense en usar ¼ de taza (50 ml) a ½ taza (125 ml) como saborizante para agua con gas. De esta manera, logrará obtener la dulzura de la naranja y un poco de vitamina C, y podrá ahorrar calorías para alimentos que nutren y sacian mucho más. Después de unos días de beber esta combinación, el jugo normal le resultará insoportablemente empalagoso. Si prefiere jugo puro, limite su consumo a apenas ½ taza (125 ml).

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