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No es un invento: evitar la obesidad y tener un peso saludable sirve para vivir más y mejor.

Una pérdida de peso importante parece revertir la mayoría de los riesgos cardiovasculares relacionados con la obesidad, según un análisis transversal de la población adulta de EE. UU. Los hallazgos indican que el riesgo de hipertensión arterial y dislipidemia (niveles poco saludables de colesterol u otras grasas en la sangre) era similar en los estadounidenses que solían tener obesidad (pero ahora tenían un peso saludable) y aquellos que siempre habían mantenido un peso saludable. Sin embargo, aunque el riesgo de diabetes de tipo 2 actual disminuyó con la pérdida de peso, se mantuvo elevado en las personas que anteriormente tenían obesidad en comparación con las que nunca la habían tenido.

 

Alto peso, alto riesgo de enfermedad cardiovascular

El peso corporal está directamente asociado con casi todos los factores de riesgo cardiovascular. A medida que aumenta el IMC (Índice de Masa Corporal), también lo hace la presión arterial, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL o “malo”), otras grasas sanguíneas anormales, el azúcar en la sangre y la inflamación. Estos cambios aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y muerte por enfermedad cardiovascular. No obstante, poco se sabe sobre si los efectos de la obesidad persisten en quienes posteriormente logran y mantienen un peso saludable. Para obtener más información, los investigadores analizaron los factores de riesgo cardiovascular en 20.271 adultos estadounidenses no ancianos (de 20 a 69 años), comparando aquellos que solían tener obesidad pero que habían tenido un peso saludable durante al menos el año anterior (326) con aquellos que siempre tuvieron un peso saludable (6.235) y los que actualmente tenían obesidad (13.710). Los adultos que previamente habían tenido obesidad eran, en promedio, mayores que los que nunca la habían tenido o la sufrían en la actualidad, y eran más propensos a fumar cigarrillos (36 % frente a 24 % frente a 19 %). Después de ajustar por edad, género, tabaquismo y origen étnico, los investigadores encontraron que el riesgo de hipertensión arterial y dislipidemia era similar en quienes solían tener obesidad y en quienes siempre habían mantenido un peso saludable. 

La obesidad, mejor no padecerla nunca

En comparación con aquellos que siempre tuvieron un peso saludable, las personas que solían tener obesidad tenían tres veces más probabilidades de padecer diabetes que las que nunca habían tenido obesidad; mientras que las personas con obesidad actual tenían siete veces más probabilidades de sufrir diabetes. Aquellos que actualmente tenían obesidad también tenían tres veces más probabilidades de tener presión arterial alta actual y dislipidemia. “La conclusión clave es que la pérdida de peso es difícil, pero importante, para la salud cardiovascular”, dice la autora principal, la profesora Maia Smith de la Universidad de St George en Granada. “Si usted logra perder peso, puede no solo prevenir, sino que revertir problemas de salud importantes. El mejor momento para mejorar es ’hace 20 años’; el segundo mejor momento es ahora”.

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