Científicos descubrieron que los restos de la vinificación
reducen los riesgos de la enfermedad cardiovascular y la diabetes.
Fuente: Salud a Diario
El orujo (compuesto por la pulpa, escobajo y semillas)
sobrante de las uvas rojas –resultado del proceso inicial de elaboración del
vino– se considera hoy un subproducto destinado a la basura o a alimento
animal. Pero quizás no por mucho tiempo. En un nuevo estudio dirigido por la
Universidad de Cornell (EE. UU.), los investigadores demostraron que esta
“basura” vitivinícola podría ser un tesoro nutritivo. Los científicos
mostraron que dos estilbenos, compuestos moleculares beneficiosos que se
encuentran en las plantas, pueden afectar al microbioma (las bacterias,
protozoos y hongos benéficos) del estómago de manera saludable. Si bien esto
aún necesita más investigación, el hallazgo podría desempeñar un papel en la reducción
de los riesgos de enfermedad cardiovascular y diabetes, según dice su trabajo
publicado en la revista Nutrients.
Compuestos clave para la salud de la uva
“Este subproducto de la elaboración del vino tiene un
potencial importante”, dice Elad Tako, profesor asociado de Ciencia de los
Alimentos en la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida, de la
universidad citada. Por ello, “si podemos usar el orujo para extraer
compuestos clave o usarlos como ingrediente dietético para incorporarlos a los
alimentos, entonces el orujo de uva puede ser una fuente muy sostenible de compuestos
nutricionales con beneficios para la salud demostrados”. Además, en el estudio,
el grupo de investigación Tako examinó las variedades de uva tintas o negras
que se encuentran típicamente en la región de Finger Lakes de Nueva York. El
equipo usó Vitis vinifera (uvas de vino), Vitis labruscana (uvas Concord) y un
híbrido interespecífico, para asociar los hallazgos con los beneficios
prácticos para la salud dietética del consumo de uvas y productos derivados de
la uva, según explica Tako. “He estado trabajando con polifenoles (compuestos
nutricionales de origen vegetal), y me intrigaron investigaciones anteriores
que sugerían que los compuestos bioactivos, como el resveratrol del vino tinto,
tienen beneficios cardiovasculares y otros beneficios para la salud”, señala
Tako. Para avanzar en el tema, los investigadores decidieron utilizar pollos
como modelo in vivo. En el experimento, el extracto de estilbenos se inyectó en
el líquido amniótico de los huevos, el día 17 del desarrollo embrionario. El embrión
consumió el líquido amniótico y la solución nutricional añadida el día 19 de
incubación, un método desarrollado por Tako llamado “administración
intraamniótica”. De esta manera, el grupo aprendió cómo el resveratrol y el
pteroestilbeno afectan el tracto gastrointestinal, así como otros sistemas y
tejidos fisiológicos, indica Tako. Los resultados confirmaron los efectos
nutricionales positivos sobre el microbioma.