Esta dieta, en la que se eliminan los productos de origen
animal, tiene tanto cultores como detractores. Una nutricionista despeja todas
las dudas.
Fuente: Salud a Diario
Sus cultores consumen solamente alimentos vegetales y evitan
productos del reino animal: carnes, lácteos, huevos, incluso la miel. Los
veganos muy estrictos tampoco comen alimentos elaborados que contengan lácteos
o grasa animal en su composición. Esta comunidad es la que usa más alimentos
fermentados, como el kéfir o el tempeh (pasta de soja que tiene una pequeña
proporción de vitamina B12). Es una dieta que lleva más tiempo y dedicación,
mayor atención y responsabilidad aun que la vegetariana.
Ventajas del veganismo
La alimentación vegana bien cuidada, con los suplementos
y los controles que necesita, tiene muchas ventajas para el sistema inmunológico. Por ejemplo, si la persona tiene una enfermedad crónica, lo
más probable es que su salud mejore mucho. Además, la población vegana es la
que más consume verduras orgánicas, probióticos (bacterias beneficiosas para el
cuerpo), en fin, apuntan a un estado saludable. Esta alimentación puede tener
muchas ventajas cuando se sufren enfermedades crónicas como artritis
reumatoidea. Pero atención, al mismo tiempo, esas enfermedades crónicas son las
que más necesitan el chequeo de vitamina D y vitamina B12.
Alimentos que complementan la dieta vegana
Se consumen muchos frutos secos, semillas molidas,
gomasio (un condimento con semillas de sésamo molidas y sal), quesos veganos
(preparados con legumbres, soja, almendra, arroz), suplementos de calcio especiales para veganos. Para el aporte de hierro existe un condimento
típico de la macrobiótica llamado tekka. Se elabora de manera artesanal con
varios ingredientes como la bardana, el diente de león y muchos otros, cocidos
durante horas en una olla de hierro; se vende en las tiendas macrobióticas y en
los mercados orientales. Es un polvo con aspecto terroso, de color rojo o
negro, y se usa media cucharadita sobre sopas o ensaladas. Cuando hay carencias
de nutrientes, se utilizan suplementos.
—Finalmente, ¿los seres humanos somos omnívoros por
naturaleza?
—Somos cambiantes. En la actualidad, podemos elegir cómo
alimentarnos y hacernos responsables de ello, sin tratar de convencer a nadie:
los fundamentalismos siempre nos llevan hacia atrás. No tiene ningún sentido
evolutivo predicar sobre lo que elegimos nosotros y estar rivalizando con
quienes eligen otra cosa. A veces me preguntan: “¿Cuál alimentación es la
mejor?” No hay algo mejor, todo depende de lo que necesite el organismo de cada
persona. La base está en recordar el lenguaje del cuerpo: dejarlo hablar y
prestarle atención.