Estas dos afecciones a veces no son fáciles de diferenciar,
en especial en los mayores. Conozca las claves para saber cuándo se trata de
una u otra.
En las personas mayores, la depresión puede parecer
demencia y viceversa. Esto podría hacer que fuera engañoso para usted, su
familia y su médico identificar y aliviar estados de ánimo y problemas de memoria. Las personas con una historia clínica de depresión antes de
los 60 años tienen una probabilidad cuatro veces mayor de desarrollar
Alzheimer que aquellos que nunca estuvieron deprimidos. Pero no es claro
que la depresión cause demencia… o que tratar la depresión baje el
riesgo de demencia en una etapa posterior de la vida. Y a veces, un diagnóstico
de Alzheimer puede ser un disparador de la depresión: tristeza
profunda, además de pérdida de recuerdos, habilidades de pensamiento y una gran
parte de la identidad de una persona.
Lo que necesita saber sobre este enigma es que si usted o un
ser amado está experimentando problemas de humor y de pensamiento en una
edad avanzada (a los 60 años o mayor), muchos médicos le sugerirán un tratamiento
corto con antidepresivos. A veces, eso es todo lo que se necesita para
restablecer la lucidez, la memoria y las habilidades de pensamiento. En
otros casos, los problemas cognitivos persisten, lo que constituye una pista de
que puede haber demencia. Si usted o su médico sospechan de Alzheimer, es
importante obtener una derivación a un médico especializado en diagnosticar
la enfermedad. Un diagnóstico temprano aumenta las posibilidades de
que drogas como el donepezil o la rivastigmina puedan mejorar la función
cognitiva y quizá ralentizar el curso de la enfermedad. Cerca de una de
cada cuatro personas con Alzheimer tiene depresión. Ciertos antidepresivos
pueden hacer más sencilla la vida cotidiana para ellos, aunque estas drogas no
mejorarán los problemas de pensamiento.
Cómo sentirse bien otra vez tras la depresión
Cuando uno está deprimido, la tarea más difícil es
encontrar la motivación para luchar contra eso. Pero el cerebro —y su
corazón y el resto del cuerpo— dependen de esa lucha. La ayuda está al alcance
de la mano.
El mejor primer paso es llamar a su médico para
hablar sobre su estado de ánimo. No tenga vergüenza; la depresión es una
enfermedad como cualquier otra y necesita tratamiento. Quizá dependa de usted
plantearle el problema a su médico, pero una vez que lo haga, depende de este
profesional evaluarlo y sugerirle los pasos a seguir. Con tratamiento —antidepresivos
o psicoterapia— la mayoría de las depresiones mejora en ocho a doce
semanas. Sin tratamiento, podría tardar mucho más, incluso años, tiempo que le
permite a esta enfermedad desgastar su cerebro, su vida y su salud.
Pregúntele a su médico por un antidepresivo. Muchas
personas encuentran alivio en estas drogas, en especial si también reciben psicoterapia.
Como hay varios tipos de antidepresivos, quizá necesite hablar con su
médico para encontrar la droga exacta en la dosis correcta. Más allá de
estimular su estado de ánimo, los antidepresivos parecen proteger el cerebro
de los efectos del estrés, además de desencadenar el crecimiento de nuevas
neuronas. En consecuencia, la memoria mejora y usted puede pensar con
más claridad. Cuando investigadores en Carolina del Norte testearon la memoria,
las habilidades de pensamiento y la velocidad de procesamiento mental en 138
personas con depresión descubrieron que los que tomaban antidepresivos
rindieron mejor que los que no los tomaban.