Seamos más o menos conscientes, nuestro cerebro razona
constantemente, aun ante el hecho más insignificante. Aprenda a potenciar esa
habilidad con la siguiente propuesta.
Nos demos cuenta o no, usamos habilidades de razonamiento
todos los días. El razonamiento, en realidad, involucra varios grupos de
habilidades, como categorización de la información (ese animal parece un
felino, así que debe ser un gato), evaluación lógica (si ese hombre
tiene solo un brazo, no pudo haber sido el que llevó la pesada viga de madera
al garaje), extrapolación (si un ladrón roba una casa un lunes, dos
casas un martes y tres un miércoles, quizá robará cuatro casas el jueves) y la típica
resolución de problemas.
Desde el momento en que tenemos edad suficiente para
pensar, nuestros cerebros comienzan a buscar patrones para los
aparentemente azarosos acontecimientos de la vida. También acumulamos
información que podemos sacar a relucir más tarde. De esa manera —experiencia tras experiencia,
decisión tras decisión— le encontramos sentido al mundo. No hay evidencia clara
de que perdamos la capacidad de pensar lógicamente y de resolver problemas
difíciles a medida que envejecemos, pero las investigaciones muestran que
todos —jóvenes y adultos por igual— se benefician con el entrenamiento y lapráctica.
Resuelva este problema de lógica
Este ejercicio requiere que preste atención a la historia y
que siga la lógica oración por oración. Primero, lea el párrafo y decida si
todas las oraciones son lógicas en relación con el resto del texto dado. Si no
es así, subraye la oración o las oraciones que no tienen sentido.
El miércoles por la noche, Beatriz y Guillermo iban a
recibir la visita de Diana y David, que les contarían los detalles de sus
recientes vacaciones. Entonces, Guillermo puso un billete de $20 en el bolsillo
y caminó hasta Wally’s, la tienda de comestibles local, para comprar un par de
cosas que necesitaban. Pero Wally’s estaba cerrado cuando llegó allí; Guillermo
se había olvidado de que Wally’s cerraba más temprano los fines de semana. Por
lo tanto, tuvo que atravesar la ciudad, hasta el supermercado Mamut, para
conseguir lo que necesitaba. Compró tres variedades de queso, aceitunas y un
pack de seis bebidas cola. Pagó $19,75 en total con la tarjeta de crédito, puso
todo en la cajuela del coche y fue directo a casa. Tan pronto como llegó a la
casa, Diana llamó para posponer la cena hasta la semana siguiente.
Respuesta
La tienda cierra temprano los fines de semana, pero la cena
es un miércoles. Guillermo pone efectivo en su bolsillo, pero paga con tarjeta
de crédito. Camina hacia la tienda, pero pone los artículos en la cajuela del
coche.