Los avances en las investigaciones remarcan la capacidad del
cerebro de readaptarse continuamente.
El doctor Norman Doidge, de Toronto, es psiquiatra,
psicoanalista y autor, y sus libros se enfocan en la capacidad del cerebro paracambiar su propia estructura y funcionamiento. En su obra de 2015 The Brain’s
Way of Healing: Remarkable Discoveries and Recoveries From the Frontiers of
Neuroplasticity (El método del cerebro para sanar: grandes descubrimientos y
experiencias de recuperación desde las fronteras de la neuroplasticidad) relata
la recuperación de Gabrielle, quien se sometió a un tratamiento cerebral a
partir de una nueva forma de terapia con luz.
La recuperación cerebral
En diciembre de 2011, una mujer llamada Gabrielle se
presentó y me contó su caso durante una conferencia en Toronto. Tenía un
tumor que amenazaba su vida en la región ubicada detrás del bulbo raquídeo del
cerebro. El tumor fue extraído, lo que salvó su vida, pero el proceso le
dejó síntomas complicados: tenía náuseas, problemas de equilibrio,
dificultad para tragar y le costaba caminar. Padecía agotamiento crónico.
Había leído y escrito música durante toda su vida, pero había desarrollado una
extraordinaria hipersensibilidad al sonido. Sabemos qué frecuencias específicas
de luz roja e infrarroja pueden prestar asistencia a pequeñas estructuras
intracelulares llamadas mitocondrias, que utilizan la energía para activar
células que se encuentran dormidas. Con su médico, Gabrielle trabajó para
sanar su cerebro mediante el uso de almohadillas terapéuticas de aproximadamente
100 luces LED planas colocadas sobre la parte posterior del cuello. Al cabo
de tres semanas, con varios tratamientos semanales, logró concentrarse y
realizar diferentes tareas simultáneamente. La vi 11 semanas después, en un
concierto sobre Beethoven escuchando música estruendosa; antes apenas podía
tolerar el sonido de la música funcional en un ascensor. La vi atravesar la
sala con firmeza y supe que estaba recuperándose. “Aún no ha alcanzado el cien
por ciento: a Gabrielle le extrajeron una parte de su cerebro. Pero recuperó su
vida. Antes tal vez hacía una hora de actividad y luego tenía que quedarse
en reposo durante varios días. Ahora, se ha reincorporado al coro. Puede bailar”.
Gabrielle afirma: “Para aquellas personas con lesiones
cerebrales, hay esperanza. Uno no debe quedarse atascado tratando de
adaptarse a la nueva normalidad, es posible recuperar la vida normal anterior”.