La comunicación entre los hemisferios del cerebro es una
herramienta que desacelera el envejecimiento.
Ahora, como todos sabemos, nuestro maravilloso castillo de
neuronas, no se rehace día a día en el aire: el medioambiente, la genética
propia, los estilos de vida, las relaciones sociales, el desgaste y otros
factores limitan sus capacidades y hasta lo amenazan. Llamamos a eso
envejecer. Sin embargo, el “castillo” no espera pasivamente. Una segunda investigación,
esta vez responsabilidad del Human Brain Mapping (HBM), una organización
internacional dedicada al uso de neuroimágenes para descubrir la organización
del cerebro humano, anunció, este 2018, que “el aumento de la comunicación
entre las regiones distantes del cerebro ayuda a los adultos mayores a
compensar los aspectos negativos del envejecimiento”. “Este estudio
proporciona una prueba explícita de algunas ideas controvertidas sobre cómo el
cerebro se reorganiza a medida que envejecemos”, dice el autor principal Simon
Davis, PhD, del departamento de Neurología de la Universidad de Duke, en los
Estados Unidos. Los resultados que “sugieren que el cerebro envejecido mantiene
una función cognitiva saludable al aumentar la comunicación bilateral”.
Cómo se mide la actividad cerebral en personas mayores
Simon Davis y sus colegas utilizaron una técnica de estimulación
cerebral conocida como estimulación magnética transcraneal (EMT) para modular
la actividad cerebral de adultos mayores sanos, mientras realizaban una
tarea de memoria. Cuando los investigadores aplicaron EMT a una frecuencia que
deprimía la actividad en una región de memoria en el hemisferio izquierdo, la
comunicación aumentó con la misma región en el hemisferio derecho, lo que
sugiere que el hemisferio derecho estaba compensando al izquierdo para ayudar
con la tarea. En contraste, cuando se excitó el mismo sitio prefrontal, la
comunicación se incrementó solo en la red local de regiones en el hemisferio
izquierdo. Esto sugirió que la comunicación entre los hemisferios es un
proceso deliberado que ocurre “según sea necesario”. Al examinar las vías
de la sustancia blanca entre estas regiones bilaterales, los participantes con
fibras de materia blanca más fuertes que conectaban los hemisferios izquierdo y
derecho demostraron una mayor comunicación bilateral, una fuerte evidencia de
que la neuroplasticidad estructural mantiene al cerebro funcionando
eficientemente en la vida posterior. Es decir, el “castillo” se sigue
rehaciendo en respuesta a los estímulos y circunstancias no sólo estimulantes,
sino también limitantes. Dicho en otras palabras: “Los buenos caminos hacen
que viajar sea eficiente, y el cerebro no es diferente. Al aprovechar las vías
disponibles, los cerebros envejecidos pueden encontrar una ruta alternativa
para completar los cálculos neurales necesarios para su funcionamiento”,
explica Davis. Es lo bueno de vivir en (o ser) un castillo con pasajes,
pasillos, conexiones y escaleras por todas partes. Sin embargo, ¿esto tendrá
alguna aplicación práctica? Claro que sí: las futuras técnicas de estimulación
cerebral, aseveran los investigadores, podrían enfocarse en este efecto
bilateral en busca de promover la comunicación entre los hemisferios y, con
suerte, engendrar una cognición saludable a lo largo de la existencia. De punta
a punta. Así podremos seguir jugando en la playa de la vida con nuestras
neuronas.