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medida que pasan los años, se vuelve más difícil recordar ciertas cosas. Pero
no se desanime: a todos nos pasa y, además, existen técnicas para ayudarnos a
recordar.
Quizá requiera
un poco más de esfuerzo conservar la memoria a medida que pasa el tiempo, pero las
capacidades para recordar no disminuyen. Innumerables investigaciones
científicas han demostrado que el cerebro tiene la increíble habilidad de
adaptarse y cambiar, incluso durante la vejez: esta cualidad se conoce con el
nombre de plasticidad. Más importante que el número de neuronas que tiene el
cerebro, son las conexiones que existen entre ellas. Pareciera que mientras lasneuronas se comunican entre sí, continuamente se forman nuevas sinapsis y se
desechan otras. Muchos expertos creen que esta actividad sináptica continua
constituye la memoria y es por eso que es tan importante la insistencia en poner a prueba el cerebro realizando nuevas actividades. El dicho “lo que no se
usa, se atrofia” se aplica en este caso con toda razón: para forjar esas
conexiones y fortalecer la sinapsis, el cerebro necesita estar activo.
¿Falla de la memoria o sobrecarga?
¿Usted siempre pierde las llaves, se olvida de las claves de sus
cuentas o se le hace una laguna cuando quiere recordar el nombre de su vecino? Todos
experimentamos esas situaciones y nos preguntamos qué nos está sucediendo. Sin
embargo, las investigaciones sugieren que mucho de lo que suponemos son
problemas de memoria, son en realidad el resultado de una sobreexigencia
mental. Sobrecargamos el cerebro con un cúmulo de información adicional, como
atender llamadas, responder correos electrónicos o estar atentos a las demandas
de nuestra familia o amigos. Estas exigencias diversas pueden producir estrés
y, en consecuencia, insomnio, lo que resulta contraproducente para la memoria.
Las investigaciones sobre el tema sugieren que los ejercicios de relajación ayudan
a despejar la mente. Además, existen muchas maneras de mejorar la memoria:
algunos cambios de vida saludables son muy favorables para el cerebro. También
se aconseja practicar algunos juegos de memoria específicos.
Aprenda a recordar
Ser olvidadizo no es sinónimo de catástrofe. Usted no puede
recordar el nombre de la persona que le acaban de presentar, pero ¿estaba
prestando atención cuando le hablaban? ¿Podría haber pedido que le repitieran
el nombre o ni siquiera lo registró? Si se acostumbra a concentrarse en las
cosas que requieren de su atención a corto plazo, proponiéndose almacenarlas en
la mente, seguramente lo van a agarrar desprevenido muchas menos veces. Ante
todo, no se inquiete: las cosas que el cerebro archiva en la memoria a corto
plazo justamente se retienen por poco tiempo y luego se descartan.
Combata el olvido
Si tiene dificultad para recordar cosas a largo plazo, una manera
de mitigar el problema es anotarlas. Si, por ejemplo, le cuesta acordarse de
cómo ajustar el reloj de la calefacción central cuando cambia la estación y,
con ella, la temperatura, anote las instrucciones en una hoja de papel y
póngala en un lugar donde la encuentre cuando vuelva a necesitarla: puede
pegarla en el lado interior de la puerta de la alacena. Asimismo, puede usar
una agenda o escribir notas en papeles autoadhesivos y pegarlos en la puerta
del refrigerador. Si cada vez que necesita ingresar el pin de su cuenta
bancaria lo olvida, invente una frase con palabras que tengan la misma cantidad
de letras. Por ejemplo, para 8436, “adquirir (8 letras) poco (4) con (3) dinero
(6)”. Haga uso de las ventajas que presentan algunos servicios, como el cargo
automático y las órdenes permanentes de pago, de modo que los lapsus
ocasionales no le salgan caros. Y si hay algo que quiera retener en la memoria,
dígaselo en voz alta a su compañero o, en su defecto, a su gato. Es increíble
cómo recordamos las cosas que verbalizamos.