Con estas dos medidas que están a su alcance, mejorará
drásticamente su calidad de vida.
Paso 1: Reducir y/o controlar los niveles de estrés
En primer lugar, antes de pensar en cómo relajarse,
busquemos el ¿de dónde viene nuestro estrés y/o ansiedad? Después de
comenzar a “escuchar” nuestro cuerpo, que nos habla por medio de dolores de
cabeza o de estómago, podremos comenzar buscando formas de bajar y/o
controlar el estrés. El aprender a mantener una actitud positiva y cuidar de
uno mismo es uno de los puntos más importantes de todo este cambio o, como, un
psicólogo fundador de la bioneuroemoción, Enric Corbera lo llama: “El
camino de la trascendencia”. Para esto hay que comenzar a cambiar los
hábitos de la mente, comenzando con una actitud positiva, y mejorar nuestra
autoestima antes de comenzar a cambiar lo demás. Hay varios métodos y
formas donde uno puede mejorar y controlar el estrés. Por ejemplo, hacer
ejercicio, hacer una actividad que nos guste, reír, estar con personas que nos
sumen en la vida, estar donde realmente se quiera estar, además de realizar
yoga o meditación, escuchar música relajante, entre otras cosas. La
alimentación también juega un rol importante en nuestra salud emocional y va de
la mano con lo antes dicho, ya que también existen alimentos que ayudan a
reducir el nivel de estrés, como, por ejemplo, las nueces, el plátano, el
salmón, la leche, el té, las verduras y frutas en general, un buen consumo
de agua y/o líquidos, etcétera.
Paso 2: Mejorar la autoestima
Para ustedes ¿Qué es realmente la autoestima? Cada uno puede
tener una definición propia y distinta de la realidad, pero a modos más
concretos es el conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones y
pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos, es la valoración que
realizamos basándonos en nuestras experiencias y vivencias, o bien, un
bienestar propio al observarse a sí mismo. Si uno mejora la autoestima, va
a mejorar también su salud psicológica y física, el estado mental y de la
consciencia. Pero, ¿Cómo puedo mejorar?...
• Queriendo a cada parte de uno mismo, aceptando sus
imperfecciones y perfecciones, nuestra luz y oscuridad.
• No juzgándose ni diciéndose comentarios negativos, como
también así, no dejar esperar que “los demás nos vengan a salvar”, entendiendo
que debemos pasar a tomar acción frente a nuestras propias decisiones y sueños de
vida.
• Aprender a perdonarnos y a perdonar a los demás, darnos
permiso de estar bien, y, también, de no estarlo, y querer a esa parte de
uno.
• Vivir el presente, día a día, saber que se debe tomar
conciencia del “hoy” y el mañana verlo después. Vivir cada día, y por sobre
todo, compartir todo lo vivido en ese camino con los que nos amen en todas las
formas posibles.
Por supuesto, esto es un hábito mental de control emocional
día a día, que conlleva un entrenamiento de meses, y a algunos les toma muchos
años de aprendizaje. Nuestros pensamientos nos pueden jugar en contra. Es por
esto que tanto el hábito psicoemocional y el alimenticio deben ir de la mano. Amarnos
desde este punto de vista, y también por esto cuidarnos. Si no nos queremos, se
nos hará mucho más difícil cuidar nuestra alimentación a largo plazo.