Ciertos mensajes, conscientes o inconscientes, pueden hacer
mella en nuestra autoestima e impedir que tengamos una vida plena.
Enemigo de la autoestima n.º 1: Descalificaciones
“Yo no soy bueno en esto”, “eso no es para mí”, “mejor que
lo haga otro, me va a salir mal. En estos casos, la persona se siente inferior al otro, siente que no
puede con eso. Este es uno de los pecados que más daño puede hacer a la
voluntad de vivir, ya que nos convence de que hay muchas cosas en la vida que son
para otro, y no para uno.
Uno llama a aquello que tanto teme, porque muchas veces la
tensión de hacerlo bien, impide que efectivamente se haga bien, condiciona. ¿Cómo lo resuelvo? Primero, debe enfocarse en las cosas
que hace bien, y probar aquellas que cree que no hace bien. Recuerde que es
el miedo a fallar lo que provoca los fracasos e impide que la vida se llene
de posibilidades. Si se enfrenta a una situación para la que no se siente
capaz, no diga “yo no, paso... Mejor que lo haga otro”. Su respuesta, en
cambio, debe ser: “yo no sé mucho sobre esto, pero tengan paciencia”. Si bien
los resultados pueden no ser los esperados, debe aprender a reírse, y a vivir con humor lo que no le gusta de usted. Esto no significa que no trate de cambiarlo, sino
que el paso previo para emprender un verdadero cambio, es siempre conocerse
y aceptarse, y sobre todo ser paciente y comprensivo con uno mismo.
Enemigo de la autoestima n.º 2: Diálogos internos negativos
¿Quién soy yo para decir esto?”;
“Mejor no digo nada, no creo que sea buena idea”, hasta que otro no lo
diga, no lo voy a proponer, no me parece, ni estoy seguro”... Las
conversaciones no siempre se dan de a dos o más personas, muchas veces interactuamos
con nosotros mismos, nos hacemos comentarios en silencio sobre algún
pensamiento, o acción, sin darle importancia.
Pero debemos prestarles atención, ya que son pensamientos
sin restricciones: no hay temas indecibles en ellos, por lo que son puramente
sinceros. El problema surge cuando lo que escuchamos de nosotros mismos no
son sino autorreproches, retos, decepciones. Entonces, allí se genera un
conflicto difícil de resolver. Para hacerlo, hay que escuchar atentamente esos
reproches, y pensar de dónde vienen, en qué se relacionan: por ejemplo, con el
trabajo, con el amor, con la familia o con los amigos. Luego, pensar con
sinceridad qué es lo que a uno no le gusta de sí mismo, y si realmente la
opinión que se tiene de uno mismo es la correcta.
En este paso, debemos consultar con un amigo o familiar
cercano, hablar de este tema y pedir una opinión objetiva. Seguramente descubriremos
que el autorreproche tiene poco sustento real.
Enemigo de la autoestima n.º 3: Carencia de estímulos positivos
Este pecado puede adoptar dos formas diferentes. La
primera está muy relacionada a las creencias inadecuadas, y a los diálogos
negativos internos. Sucede cuando una persona no cree en sí misma, si bien los
demás le indican constantemente lo positivo de su personalidad. Además siente
que lo que le dicen son simples halagos, ya que esas personas le tienen estima.
Al ser un problema complejo y de fuerte arraigo, se recomienda la ayuda terapéutica
para desarticularlo.
La segunda forma sucede cuando los estímulos negativos
del entorno determinan por completo la autoestima de una persona. Así, si
se encuentra en un espacio en el que recibe malos tratos constantemente, terminará
por creer que de verdad los merece.
¿Cómo deshacerse de este sentimiento? Debe aprender a
escucharse primero, y a dejar de darle autoridad a las palabras de los otros,
sobre todo si se trata de personas que no le hacen bien. Uno debe poder
sentir que el no saber estimular o el no poder hacerlo era una imposibilidad de
nuestros padres y maestros, no nuestra.
Enemigo de la autoestima n.º 4: Emociones
negativas
La rabia y la tristeza son emociones que surgen cuando
uno no puede dejar ir algo; están muy relacionadas al rencor, y al miedo a
los cambios. Son emociones que lastiman la autoestima, que no permiten crecer
y que nos detienen en el pasado. Recuerde: “lo pasado, pisado” pues, por mucho
que lo intente, las decisiones ya tomadas no pueden cambiarse. Lo único que debe importarle
es el presente, pero si lo atiborra de energías del pasado, nunca podrá
cambiar lo que sucede en el presente.
Enemigo de la autoestima n.º 5: Victimización
Se sufre de este pecado cuando se empieza a sentir: ¿Por qué
a mí y no al otro? ¿Por qué todo me pasa a mí? Hay que saber que cada persona
nace con las cartas que le tocan, y debe aprender a jugar bien con eso. Nunca
es verdad que la otra persona enfrenta desafíos menores. Nos fortalece más
enfrentar crisis y cartas negativas. Nos dan y nos ayudan en nuestro
aprendizaje. No hay que mirar tanto a la otra persona, hay que concentrarse más
en uno. ¿Cómo lo logro? Pensando las situaciones en las
que creo que el mundo está contra mí, y viéndolas desde una perspectiva diferente.
Debemos tomar las riendas de nuestra vida.