Con las presiones constantes a las que nos vemos sometidos,
tener alta la autoestima puede ser difícil.
La autoestima es una palabra compuesta por dos términos:
“estima”, que significa valorar o dar valor y el término “auto” que significa
sobre uno mismo. Entonces el significado de autoestima es saber cuánto valorse da uno a sí mismo. La respuesta que cada cual se dé, le permitirá
enfrentar a los retos de la vida de una forma determinada. Para los psicólogos,
la autoestima es la base de la gran mayoría de problemas que viven los seres
humanos. Lamentablemente, en la vida actual, la autoestima se ve asediada
en exceso. Tanto en el mundo “real” como en el “digital”, pareciera que el más
mínimo defecto físico, el no pertenecer a una categoría social de altos
ingresos, el no disfrutar de trabajos socialmente relevantes o que generen
fama, el no tener una pareja envidiable o excepcional, no salir de vacacionar a
lugares top, no ser una persona carismática o divertida, etc, etc…, indican un
fallo grave de la personalidad. Eso se debe a que la publicidad, los medios
y las redes sociales celebran una visión cuasi demente de la voluntad, en la
que solo ella bastaría para lograr nuestros sueños. Nada más falso. Sin
embargo, esta concepción daña la autovaloración de millones. Para escapar de
esta trampa, debemos cambiar nuestra manera de mirar la autoestima.
¿Cómo reforzar nuestra autoestima?
Cumpliendo muchos roles en simultáneo, con demandas de éxito
y belleza inalcanzables, valorarse se ha convertido en un desafío. Según la
psicóloga de Grupo Cetep, María Jesús Lagos, “la autoestima podría
entenderse como al amor propio, en el cual, valoramos lo positivo y aceptamos
lo negativo. Es decir, al igual que cuando amamos a otro/a, lo hacemos con
sus cosas buenas y sus cosas malas. Por lo tanto, la autoestima es la capacidad
de aceptarnos tal y como somos, amándonos, con lo bueno y con lo malo”.
¿Existen niveles de autoestima?
“Más que existir niveles altos o bajos de autoestima, diría
que hay aspectos que son más fáciles de amar o aceptar que otros. Por ejemplo: una
persona puede amarse y aceptarse en cuanto a sus habilidades, pero se siente
insegura con su aspecto físico. Por lo que el amor propio no necesariamente
es armónico. Siempre hay áreas que nos resultan más fáciles de aceptar que
otras”, indica la psicóloga infanto-juvenil del Grupo Cetep. Por otro lado, la autoestima es fluctuante. Al igual que en el amor a los otros, hay
momentos en que el amor y la aceptación resultan más intensos o evidentes, y
otros en que llegan momentos de crisis, donde el amor se pone en duda o
disminuye su intensidad o claridad. Debemos entender que el autoestima no es
un concepto inamovible, es algo abstracto y en constante cambio y evolución,
como lo somos los seres humanos. Por esto, es fundamental estar
constantemente haciendo el trabajo de conocernos mejor, con nuestros defectos y virtudes, aceptando lo que no nos gusta e intentando mejorar, valorando y
potenciando lo que si nos gusta o acomoda.
¿Cuándo comienza a formarse nuestra autoestima?
“La base de nuestra autoestima comienza a formarse desde
que nacemos, pero siempre desde la relación con un otro, por ejemplo: el
cariño, la aceptación, la confianza, etc…”, comenta Lagos. A medida que vamos
creciendo, de a poco vamos descubriendo quienes somos, de manera independiente
a nuestros padres y/o cuidadores. En este proceso conocemos nuestras
habilidades, nuestros defectos, los rasgos físicos en que destacamos, etc.
Durante la preadolescencia, comienzan a establecerse las bases de la identidad
adulta, por lo que es aquí donde la autoestima empieza a aparecer con mayor
intensidad. Durante esta etapa buscamos definirnos, conocernos y a
necesitar ser aceptados. Sin embargo, a pesar de que la adolescencia es el
momento más importante de la autoestima, ésta se va formando siempre: desde el
nacimiento hasta la muerte, pues estamos en constante cambio, y al igual que el
amor con los otros, hay que trabajarlo.
¿Cómo influye el entorno en mi autoestima?
La sociedad y el contexto influyen de manera muy potente
en el autoestima, especialmente durante la infancia y la adolescencia.
“Durante estas etapas, la aprobación y reconocimiento vienen desde los otros,
por lo que críticas, reconocimientos, burlas, aceptación, rechazo, etc..,
formarán parte importante de la base de la autoestima futura”, explica. La
sociedad influye mucho por medio de los estereotipos, tanto físicos como
emocionales. Esto genera presión y la sensación de rechazo en quien siente que
no calza con lo que la sociedad espera. Ahora, “a medida que crecemos y
maduramos, este aspecto va disminuyendo su importancia, pero siempre estaremos
insertos en el contexto, por lo que éste siempre va a influir en nosotros,
tanto positiva como negativamente”, señala la experta de Grupo Cetep.