Aunque no lo crea, no llorar puede traer consecuencias negativas al sistema inmunitario.
Alguna vez el doctor William Fry, bioquímico del Centro Médico St. Paul-Ramsey en Minnesota, Estados Unidos, afirmó que el abatimiento emocional produce en el cuerpo sustancias tóxicas y que el llanto puede ayudar a expulsarlas.
Por su parte, Marien Núñez, asesora psicocorporal, asegura al respecto que “muchas veces un ‘buen llanto’ trae una sensación de alivio: los movimientos espasmódicos liberan la zona del diafragma, que, por lo general, ante una situación de angustia o de amenaza se bloquea y queda colapsada, lo que afecta de manera muy notable la respiración”.
Pero las lágrimas son también “mensajeras” que nos comunican que debemos aprender a escuchar nuestros procesos internos. “Como somos una unidad cuerpo-mente, salud y enfermedad son mecanismos activos que resultan influenciados por nuestros estados de conciencia.
Si no hay registro de lo que sucede con nuestros sentimientos, éstos no desaparecen, buscan un camino para ser oídos y a veces solo se manifiestan convertidos en síntomas.
Se han realizado estudios que establecen que las penas, cuando no se pueden expresar, tienen como consecuencia un mal funcionamiento del sistema inmunitario”, indica la especialista que, además, aconseja: “Para quienes siempre han tenido dificultades a la hora de exteriorizar sus emociones, les recomiendo una terapia psicocorporal que tenga en cuenta todos los aspectos del ser humano en conjunto. Los resultados siempre suelen ser increíblemente positivos”.