Aprender nuevos idiomas no solo
le amplía el mundo, sino que también beneficia el cerebro.
Un estudio publicado en 2013 en
Neurology descubrió que los pacientes que hablaban dos o más idiomas desarrollaban
demencia, en promedio, 4,5 años después que los monolingües. Y aunque un
cerebro que aprende otra lengua a temprana edad verá más ventajas cognitivas,
nunca es demasiado tarde. No tenemos que hablarla con fluidez. “Basta aprender
las bases de esas conexiones lingüísticas para retrasar la demencia”, dice
el doctor Thomas Bak, de la Universidad de Edimburgo, a la revista Atlantic. Aprender un nuevo idioma no es pan comido; por suerte, una sola lección puede ser
placentera. Investigadores de Alemania y España les pidieron a 36 participantes
que leyeran dos oraciones con la misma palabra extranjera: “Cada domingo la
abuela iba al jedin” y “Lo enterraron en el jedin”. Cuando se les preguntó qué
significaba jedin, los que acertaron (“tumba”) mostraron reacciones en las
mismas partes cerebrales sensitivas al placer que se activan con la comida, el
sexo, las apuestas u otros estímulos. Y cuando se trata de palabras, su
abuso es recomendado: enriquecer su vocabulario tendrá grandes beneficios: hoy,
mañana y siempre.
Técnica para aprender y memorizar un nuevo idioma
En un estudio hecho por la
Universidad de Puerto Rico, unos 137 individuos de habla hispana estaban separados
en dos grupos. Durante ocho semanas, un grupo leyó un libro en inglés al
mismo tiempo que escuchaba el audiolibro; el otro grupo solo hizo lo primero.
Cada semana, se les realizaba una prueba. El primer grupo obtuvo mejores
resultados en sus performances en las ocho pruebas, pudiendo superando al que
solo leyó.