Según el tipo de cansancio que experimente, el descanso para
aliviarlo será diferente.
Fuente: Stylist.com
1. Agotamiento físico
“Este es probablemente el tipo de cansancio más fácil de
identificar”, comenta la psicóloga Alison McClymont. “En estos casos, la
persona experimenta aletargamiento o estados de confusión, probablemente atribuibles
a la falta de descanso o la actividad excesiva”.
2. Agotamiento mental
“Se caracteriza por una fuerte incapacidad para concentrarse
o mantener el foco y una intensa necesidad de desconectarse”, afirma
McClymont.
3. Agotamiento emocional
“Es la sensación de estar al borde de las lágrimas; la
persona también puede experimentar irritabilidad o depresión. Este estado
puede originarse a partir de problemas domésticos o con nuestros vínculos más
cercanos”.
4. Agotamiento por desconexión con los valores
“Esta es una forma lenta y mucho más sutil de burnout,
íntimamente vinculada con el síndrome del impostor. La persona siente que está
‘en el lugar equivocado’ y en una situación que no es compatible con sus valores
y creencias”, explica McClymont al portal Stylist. com.
Este tipo de cansancio entonces, “se manifiesta mediante
sensación de desánimo o de estar comprometiendo la propia esencia para cumplir
con lo que se debe hacer”.
5. Agotamiento por falta de propósito
“Este tipo puede parecer similar al anterior debido a que
su característica principal es que todo parece estar bien, pero la persona
siente que le ‘falta’ algo”, afirma Mc- Clymont. “Puede manifestarse como
una sensación general de descontento, incomodidad o inquietud”.
¿Es posible confiar en este modelo de tipos de cansancio?
Definir el agotamiento de esta manera es un buen manifespunto
de partida para comprender que el cansancio puede ser mucho más complejo de lo
que pensamos, pero para Meg Arroll, psicóloga especializada en salud y
bienestar, este modelo de cinco categorías no es suficiente para explicar por
qué podemos llegar a sentirnos tan agobiados.
Durante el desarrollo de una tesis doctoral en el área de la
fatiga, Arroll inicialmente planteó la hipótesis de que las personas agotadas exhibían un perfil de fatiga distintivo, compuesto por determinados síntomas
físicos, cognitivos y psicológicos. Sin embargo, los datos mostraron que
las personas cruzaban estas fronteras. “Quienes se sentían físicamente
extenuados por esfuerzo excesivo se quejaban de ciertas cuestiones cognitivas, como
problemas de atención y concentración, y dificultad para encontrar las palabras
correctas al conversar”, comenta Arroll.
“La fatiga, al igual que el dolor, es intrínsecamente subjetiva”,
afirma. Cuando la experta y sus colegas evaluaron en mayor profundidad la idea
del agotamiento físico y mental en los participantes del estudio, advirtieron
que tanto el cansancio físico como el mental producía síntomas cognitivos,
pero el cansancio mental parecía afectar únicamente capacidades cognitivas,
y no la capacidad de ejercitar como se había informado a partir de algunas
observaciones.