Puede aplicar esta técnica milenaria para masajearse cuando
tenga unos minutos.
1. Luego de ubicar al paciente en una silla reclinable, el
profesional favorece la relajación de los pies con un baño tibio. Para
comenzar, aplica la técnica del effleurage, es decir, suaves roces, sobre
los pies, los dedos y los talones. Este primer paso ayuda a que el paciente
se relaje y se distienda. Se trabaja primero con un pie y luego con el otro.
2. El reflexólogo sostiene el pie con una mano y trabaja
con el pulgar de la otra con movimientos hacia adelante y hacia atrás sobre la
línea del diafragma mientras el paciente respira en forma lenta y profunda.
Esta técnica está diseñada para facilitar y mejorar la respiración.
3. El reflexólogo comienza el masaje por el dedo gordo
del pie y termina en el talón; masajea por completo la parte interna del pie.
Tal como se muestra más adelante en el diagrama, esta área se vincula con la
columna. El profesional presiona los diferentes puntos para aliviar dolores de
espalda, hombros o cuello.
4. Entre los distintos movimientos, el profesional emplea
maniobras de effleurage para mantener al paciente en un estado de relajación y bienestar. Luego, con ambas palmas aplica presión en forma lenta y pareja
sobre los talones con movimientos hacia adelante y hacia atrás. Para terminar,
elonga la articulación del tobillo y el tendón de Aquiles.
5. A continuación, el reflexólogo masajea los dedos del
pie. Trabaja sobre callosidades y sobre las regiones que corresponden a las
áreas de cabeza, cerebro y senos nasales que se necesita estimular, lo que
incluye la parte superior de los dedos para el tratamiento de afecciones
respiratorias. Para terminar, aplica un masaje general en todo el pie y realiza
maniobras suaves de elongación.