Algunos consejos que no fallan desarrollar vínculos saludables al
criar hijos.
Ayúdelo a desarrollar el sentido de la responsabilidad; por
ejemplo, pídale ayuda con las tareas del hogar, como poner la mesa o ir al
mercado a hacer alguna compra de último momento. Hable con su hijo sobre la
escuela, los amigos y las cosas que desearía hacer en el futuro. Habla sobre el
respeto hacia los demás. Anímalo a ayudar a las personas necesitadas o
discapacitadas.
Ayúdelo a establecer metas alcanzables; de esta manera,
aprenderá a sentirse orgulloso de sus logros, y a depender menos de la
aprobación y el reconocimiento de los demás.
Enséñele a ser paciente; por
ejemplo, a esperar su turno y a terminar una tarea antes de ir a jugar. Anímalo
a que piense en las posibles consecuencias antes de hacer algo.
Ponga reglas claras y respétalas; por ejemplo, establece por
cuánto tiempo puede ver la televisión y a qué hora tiene que acostarse. Sé
claro acerca de los comportamientos que son aceptables y los que no lo son.
Hagan cosas divertidas en familia, como participar en juegos, leer
y asistir a eventos juntos. Continúe leyéndole a tu hijo. A medida que
él vaya aprendiendo a leer, túrnense en la lectura.
Utilice la disciplina para guiarlo y protegerlo, en lugar de
usar castigos que lo hagan sentirse mal consigo mismo. En vez de analizar lo
que no debe hacer, explícale lo que sí debe hacer.
Felicite a su hijo por su buen comportamiento. Es
mejor centrarse más en elogiar las cosas positivas que hace (“te
esforzaste mucho en resolver esto”) que en las características que no puede
cambiar (“eres inteligente”).
Ayúdelo a enfrentar nuevos retos. Anímalo a resolver por sí
solo sus problemas, como los desacuerdos con otros niños.
Motívelo, tanto en la escuela como en otros
ámbitos, a que participe en actividades de grupo como ser algún deporte, o
a que aproveche las oportunidades de realizar trabajos voluntarios.
Cómo manejar las «desobediencias» de los hijos
Cuando los niños y las niñas nos desobedecen, lo más importante es
¡mantener la calma! Si nos sentimos desafiados o burlados, nos puede dar mucha
rabia y podemos actuar equivocadamente.
Dar explicaciones y criterios es bueno para los «obedientes» y
puede ser problemático para los «desobedientes». Si creemos que el niño conoce
los motivos por los que le pedimos que se comporte de determinada manera, no
está bien repetirlos para «convencerlo». Un buen sistema implica hacerle una advertencia
efectiva frente al no cumplimiento. En tono firme, pero sin gritos niningún tipo de violencia y una sola vez. La repetición interminable solo
agota la paciencia de los adultos.
Otra buena fórmula es expresarles lo que pasará si no cumplen:
«Si no empezamos ahora a prepararte, no podrás ir al cumpleaños». Si cumple, no
pasemos por alto su buena actitud y alabemos sinceramente su ayuda, sin
reproches y demostrándole la alegría que nos produce. Si no cumple, es crucial cumplir
nosotros con la consecuencia que habíamos anunciado: la pérdida de alguna
diversión o privilegio, o aplicar una penitencia o tiempo fuera manteniendo
nuestra calma y firmeza. No son buenos ni los gritos ni los exabruptos. Cuanto más serenos estemos, mejores serán los
resultados obtenidos.