Sepa
por qué no es recomendable guardarse las emociones para uno mismo.
Por
Felipe Cortés Leddy, para Salud a Diario
Mucho
se habla de la incidencia de la pandemia en nuestra salud mental y de los
estragos que ha supuesto en los distintos ámbitos de nuestra vida. Ahora
bien, entre las recomendaciones generales que distintos expertos ofrecen para hacer
frente a los altibajos relacionados con la salud mental, se encuentra la necesidad
de expresar las emociones. En el mundo de la psicología se habla en
extenso sobre el concepto de “inteligencia emocional” y de cómo podemos
aplicarla en cada una de nuestras esferas de acción.
Qué es la inteligencia emocional
La
“inteligencia emocional”, un término que hizo popular Daniel Goleman, se puede
definir de manera sencilla como la capacidad de percibir, expresar, comprender
y gestionar las emociones. La expresión emocional es una parte importante
de la inteligencia emocional y reporta numerosos beneficios a la hora de hacer
frente a las diversas situaciones del día a día:
Nos libera internamente. Al expresar nuestras emociones, de modo
sincero y sin dañar a terceros, nos sentimos más libres. En psicología esto
se conoce como catarsis, y da como resultado una liberación emocional, y
una sensación de tranquilidad, como si dejásemos atrás una gran carga
pesada que no nos permite vivir plenamente. Los resultados de esta acción favorecen
el bienestar emocional y por eso se ha aplicado este concepto en el mundo de la
terapia psicológica. Pero la expresión emocional es algo que debe
aprenderse, moldearse y formar parte de la manera de relacionarnos en el día a
día, para que logremos ser capaces de expresar lo que sentimos, pero como un proceso
que nos pertenece y nace desde nosotros.
Aprendemos a respetarnos. Muchas veces no nos expresamos porque estamos
demasiado pendientes de lo que los demás piensan de nosotros. Ello deriva en que
no nos respetemos ni conectemos con nuestra propia esencia. Respetarnos a
nosotros mismos incluye expresar las emociones que sentimos. Eso sí,
siempre de manera asertiva y no ofensiva, ya que también debemos respetar a la
otra persona.
Mejora las relaciones interpersonales. La confianza y la
credibilidad que inspiramos al expresar nuestras emociones apropiadamente
afecta de manera positiva las relaciones interpersonales. Por eso, saber
expresar los propios sentimientos de manera correcta puede unirnos a otra
persona y evitar conflictos que pueden aparecer por guardarnos cosas dentro. La
comunicación es clave en cualquier tipo de relación, y las emociones forman
parte de nuestra vida, por lo que no debemos reprimirlas.
Caminamos hacia la paz interior. La felicidad está muy
relacionada con encontrar la paz interior, y esto es posible siempre y cuando
seamos sinceros con nosotros mismos y expresemos nuestras emociones
apropiadamente. Vivir el presente, prestar atención a las cosas positivas
de la vida, aprender a ser únicos, y lograr la correcta gestión
emocional son claves para gozar de un mayor bienestar y encontrar así la paz interior. Estos últimos años han reforzado la importancia de ir hacia
adentro y reconectar con ese espacio que nos define y que moldea nuestras
acciones. Nuestra salud mental y la gestión de nuestras emociones son, más
que nunca, una prioridad.
Consejos para expresar las emociones
Un
consejo importante es no tener miedo a la reacción de los demás cuando
expresemos nuestras emociones (aunque tampoco es cuestión de hacerlo de forma
impulsiva). La expresión emocional es parte de la inteligencia emocional, y puede
aprenderse. Inspiramos confianza y credibilidad. Puede que otras personas
no siempre estén de acuerdo con nosotros en todas nuestras opiniones, pero cuando
la comunicación es asertiva, los beneficios para la relación son muchos. Cuando
nos mostramos como somos sin miedo a nuestras emociones, proyectamos una
personalidad más auténtica, algo que puede incrementar la confianza y la
credibilidad hacia nosotros por parte de otras personas.