Conocer los pilares en los que debe basarse una relación es
la clave para forjar relaciones sanas y duraderas.
Las relaciones afectivas son una parte importante de nuestro
desarrollo como seres humanos. Pero, para que este desarrollo se dé de buena
manera, es importante saber en qué deben estar basadas estas relaciones. Por
ello, es importante saber que la base fundamental debe ser el amor. Me
gusta la definición que el biólogo y filósofo de las relaciones Humberto
Maturana desarrolla del amor, como la “validación del otro como un legítimo
otro”; por ende, el primer elemento que aparece es que una relación en la
que uno no se sienta validado(a) es un primer llamado de alerta. El concepto
de red flag, hoy utilizado tanto por los jóvenes -que significa bandera roja o
de alerta-, nos ayuda a darnos cuenta cuándo frases como: “Solo yo te
querré”, “Conmigo o con nadie”, “Solo contigo soy feliz”, muestran relaciones
de dependencia, invalidación y sin límites.
Pilares de las relaciones sanas
Las relaciones deben establecerse basadas en la
confianza, la reciprocidad, la incondicionalidad, el apoyo y la validación
mutua. Cuando uno de estos pilares se daña, aparecen componentes de una
relación tóxica. Por ende, no existen personas tóxicas, sino relaciones. Las
relaciones se construyen, por lo que es tan importante construir estos pilares
desde el inicio de la relación. Las relaciones tóxicas se definen como aquellas que
producen mucho sufrimiento y desgaste emocional, en las que -al principio-
son más los tiempos de bienestar, para ir cambiando de manera inversamente proporcional
a lo largo del tiempo. Cuando el miedo a ser abandonado o perder el cariño nos
mantienen en una relación, es importante comenzar a levantar estas banderas
rojas, ya que, si observamos más, sin duda, el otro estará utilizando el
chantaje emocional, el enojo o la invalidación a través del silencio, para
hacernos sentir culpables. En este punto, el transar puede llegar incluso a
hacernos perder nuestra propia individualidad. No pocas veces, las personas que
logran salir de relaciones tóxicas deben reestructurar su vida, ya que han
perdido sus gustos, sus límites, sus amigos y hasta su propia valía. Para
lograr avanzar en terminar una relación tóxica es necesario primero identifi
carlas, por lo que algunas cosas en las que se debe mirar son:
1. Relaciones basadas en la doble vincularidad. Son
las relaciones en las que lo que se dice en lo verbal no es lo mismo que se
dice en lo no verbal y generan mucha desconfianza basada en la culpa.
Por ejemplo, cuando una pareja nos dice: “No te preocupes, sal con tus amigas,
no me molesta” con una cara donde se lee que está muy molesto(a), lo cual
genera que se sienta culpa y se opte por no salir, quedando atrapado(a) en la
culpa.
2. Dependencia emocional. Este tipo de relaciones en
que, de solo pensar estar sin él o ella o cuando se enoja, nos genera mucha
ansiedad. Ello es un indicador que en esa rela- ción se perdieron los
límites y la validación.
3. Necesidad de validación. Las relaciones deben ser
una elección, no una necesidad de que otro nos otorgue la seguridad, autoestima
y autoeficacia que no consigo por mí mismo(a). La necesidad constante de
sentirme validado(a) por otro, que además no hace, me deja atrapado(a) en la
relación.
4. Límites muy rígidos o falta de límites. Cuando no
hay diferenciación de lo que se quiere, se es, lo que se necesita, con lo que
el otro quiere, el otro es o necesita. Cuando no se puede hacer nada porque
el otro se molesta o se enoja, cuando los límites son demasiado rígidos. Los
límites nos ayudan a relacionarnos de buena manera, conservando nuestra
individualidad en las relaciones.
5. Ansiedad permanente. La ansiedad siempre nos habla
de que no estamos seguros(as) en esa relación, por ende, hay mucho sufrimiento
y siempre se tiene la sensación de que nada es suficiente para poder estar bien,
o que el otro esté feliz de la relación o uno deje de sufrir.
6. La relación se pone en jaque con regularidad. Son relaciones
que se mantienen en la pelea y la reconciliación permanente, ya que la
pelea genera tanta ansiedad, que la persona busca reconciliarse u obtener el
perdón. La reconciliación genera tanto placer que hace que se mantenga el
ciclo, como si fuera una adicción
7. Se siente culpa de forma permanente. Uno se siente
culpable después de una pelea, aunque la culpa no sea propia. Ya que,
justamente, en esto se basa la mantención del sumiso(a) en la relación: en
establecer la culpa para poder controlar las conductas del otro. En busca de
protegerse de construir una relación tóxica, es necesario antes de
emparejarse, desarrollar una adecuada autoestima y diferenciación de los otros
y poner límites, ya que relaciones deben ser elecciones de otro, no una
necesidad o imposición. Es decir, una postura de “opto por ti, porque mi vida
es mejor contigo, no por- que necesito que la completes”.