Ser amable no es solo hacer un bien al otro, sino que también
es beneficioso para la persona que practica la amabilidad.
Fuente: Salud a Diario
La amabilidad es poderosa, y no solo afecta los
sentimientos del destinatario: también puede impactar en la salud cerebral de toda una familia. Un equipo interdisciplinario de investigadores y médicos
del Center for BrainHealth de la Universidad de Texas en Dallas (Estados
Unidos) buscó comprender si un programa de capacitación en amabilidad en línea
mejora los comportamientos prosociales de los niños en edad preescolar, y en la
resiliencia de sus padres durante la pandemia de COVID-19.
Bondad online
Los hallazgos corresponden a los investigadores de
BrainHealth: María Johnson, directora de Youth & Family Innovations; Julie
Fratantoni, neurocientífica cognitiva y jefa de Operaciones de The BrainHealth
Project; Kathleen Tate, médica; y Antonia Moran, estudiante de posgrado en UT
Dallas. El equipo descubrió que enseñar y practicar la amabilidad en el
hogar mejora tanto la resiliencia de los padres como la empatía de los niños.
Para ello, los investigadores estudiaron el impacto de un programa de
capacitación en amabilidad en línea con 38 madres y sus hijos de 3 a 5 años. En
busca de determinar cómo la amabilidad influye en la salud del cerebro, el
equipo pidió a los padres que evaluaran su propia resiliencia e informaran
sobre la empatía de sus hijos, antes y después del programa de capacitación.
Descubrieron que los padres son más resistentes y los niños en edad preescolar
son más empáticos después de un “entrenamiento de bondad”. Tanto la
resiliencia como la empatía requieren habilidades cognitivas como el responder
bien a los factores estresantes o considerar diferentes perspectivas. Por
lo tanto, sus hallazgos respaldan la idea de que la amabilidad y su versión más
poderosa, la bondad, puede influir en la función cognitiva y la salud general
del cerebro. Sorprendentemente, los investigadores encontraron que los niveles
de empatía de los niños se mantuvieron por debajo del promedio, a pesar de la
mejoría notable después del entrenamiento. Esto podría deberse a que las
medidas de seguridad por el COVID-19 limitaron significativamente el
aprendizaje social y emocional normal de los niños. Los padres pueden
aprender estrategias simples para practicar la amabilidad de manera efectiva en
su propio hogar, para crear un entorno saludable para el cerebro de sus hijos.
“En tiempos de estrés, tomarse un momento para practicar la amabilidad para uno
mismo y modelarlo para sus hijos puede aumentar su propia resiliencia y mejorar
los comportamientos prosociales de su hijo”, dice Fratantoni. “No subestimes el
poder de la amabilidad, porque, en última instancia, puede cambiar y moldear la
salud del cerebro”. Su impacto puede ser más amplio: “La amabilidad puede ser
un poderoso refuerzo para la salud del cerebro que aumenta la resiliencia, no
solo para los padres y las familias, sino para la sociedad en su conjunto”,
concluye Johnson.