En la época en la que suben las temperaturas, suelen
aparecer determinados problemas en la piel.
Alergias y picaduras
En verano hay más insectos, abejas, avispas y arañas (siendo
la de “rincón” la más complicada), lo cual nos deja más vulnerable a sus
picaduras o mordeduras. Frente a ello, el consejo es usar repelentes de
insectos cuando estamos fuera de casa y utilizar algún dispositivo que
cumpla ese rol en el hogar para que los insectos no entren. En caso de
picaduras, es fundamental monitorear su evolución ya que pueden derivar en
inflamaciones, enrojecimiento, edema y picor intenso e incluso vómitos,
mareos, fiebre y, en algunos casos, complicaciones médicas.
Los molestos hongos
Andar descalzos sobre el suelo mojado de las piscinas,
duchas o baños públicos, además del calor y la mayor humedad, crean el
“ecosistema” perfecto para que proliferen los hongos. El más común es el
pie de atleta y su incidencia suele ser mayor en adultos que en niños. Para que
no aparezcan es mejor siempre usar sandalias y secarnos bien tras cada baño.
Quemaduras solares
Tomar el sol sin protección suele generarlas, provocando
desde enrojecimiento de la piel hasta ampollas y ulceraciones. Por eso
siempre se deben utilizar protectores solares, gorro, lentes y evitar la
exposición solar prolongada o en horarios no recomendados (entre las 11:00 y
las 16:00 horas). Así no nos exponemos a una insolación, que se caracteriza por
dolor de cabeza, mareo, confusiones, taquicardia y piel seca y caliente.