¿Es posible romper con la dieta para controlar la diabetes y
darse algún permitido en las fiestas?
Dese permiso de comer sólo los mejores alimentos de la
temporada. Evite comer galletas dulces compradas en Navidad, pero ahorre
algunas calorías en su “presupuesto” para probar platillos caseros y
especiales para su familia, como el pastel de Navidad que prepara su esposa. Entrenarse
para saber con qué consentirse y qué evitar, es muy parecido a elaborar un
presupuesto para el dinero que tiene ahorrado: ¿quiere desperdiciarlo en una
porquería que puede comprar en cualquier parte, o en un recuerdo muy especial?
Pero no se prive completamente en los días festivos, pues con el tiempo su
fuerza de voluntad flaqueará y acabará comiendo de más.
1. Elija entre una rebanada de tarta y una cucharada de puré de papa.
Si sabe que servirán su tarta preferida de postre, tome una
decisión: ¿quiere gastar ahí su ración permitida de carbohidratos, en el
relleno del pavo o en el puré de papa que están en la mesa? Por supuesto, en
circunstancias normales, usted debería preferir la comida al postre, pero se
trata de un día especial y usted sabe que no podrá resistir una pequeña
rebanada de postre; sólo asegúrese de tomar en cuenta los carbohidratos y
las calorías, y restarlos de otra parte.
2. Lleve una bandeja con vegetales o frutas bellamente acomodados.
Aunque no le hayan pedido llevar nada a la fiesta de fin de año
de su vecino, no llegue con las manos vacías. Prepare una bandeja llena con
sus frutas y/o vegetales preferidos, junto con un aderezo bajo en calorías
y grasa. Coma de ella antes o durante la cena, y estará menos tentado a
saciarse con alimentos que rebasen su consumo permitido de calorías.
3. Ofrézcase a llevar un postre.
Busque una receta
deliciosa que sea baja en carbohidratos y calorías, y preséntela con
orgullo. Así contará con un postre en la reunión que pueda comer sin
preocupaciones.
4. Sírvase poca salsa de carne.
Quizá no pueda
controlar lo que sirven en la cena de Navidad, pero puede hacer mucho más
saludables el pavo, el roast beef, e incluso el puré de papa y el relleno,
dejando de lado la salsa de carne que suele acompañarlos, o sirviéndose sólo
una pequeña cantidad.
5. Coma la parte blanca del pavo.
La pechuga de pavo
es una de las carnes más magras que existen. Sólo limítese a la pechuga y evite
la carne oscura (piernas y muslos), que contiene muchas más calorías y grasa.
¡Y siempre diga no a la piel!