Es fundamental detectar esta enfermedad silenciosa a tiempo para evitar que progrese a estadios irreversibles.
Fuente: Salud a Diario
El glaucoma es una enfermedad que afecta el nervio
óptico, y puede llevar a una pérdida irreversible y permanente de la visión si
no es diagnosticada y tratada oportunamente. La mayoría de las personas con
glaucoma no saben que tienen la enfermedad debido a que no presentan ningún
síntoma o molestia, sino hasta etapas muy avanzadas. Se estima que, por
cada paciente con diagnóstico de glaucoma, hay al menos una persona más que
tiene la enfermedad y lo desconoce. Esta enfermedad es la segunda causa de
ceguera a nivel mundial y la principal causa de ceguera irreversible. Puede
presentarse a cualquier edad, pero es mucho más frecuente después de los 40
años. En este grupo etario afecta a tres de cada 100 personas, pero su
prevalencia aumenta en personas mayores, pues llega a comprometer la salud
visual de una de cada diez personas después de los 80 años.
Factores de riesgo para el glaucoma
Los factores de riesgo más importantes conocidos son: una
edad avanzada, una presión ocular elevada, ser descendiente de africanos, tener
historia familiar de glaucoma y miopía. Las personas con parientes de
primer grado con glaucoma tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad, esto
es, padres, hijos y hermanos. Hay que insistir en un hecho clave: el
glaucoma diagnosticado en una etapa tardía o avanzada y el no cumplimiento del
tratamiento son factores de riesgo de progresión hacia la ceguera. El
diagnóstico se basa en una cuidadosa evaluación clínica del nervio óptico,
complementado con exámenes de medición de la presión ocular, tests funcionales
y estructurales. Así, el examen médico regular preventivo es la única forma de
detectar la enfermedad. Debido a ello, es importante aumentar la periodicidad
de los controles a mayor edad y en aquellas personas con factores de riesgo.
Cómo moderar el avance del glaucoma
El objetivo del tratamiento es detener o enlentecer la
progresión de la enfermedad a través del empleo de medicamentos, láser y/o
cirugía. El tratamiento en sí consiste en reducir la presión ocular, y
aunque no es el único mecanismo involucrado en la producción de la enfermedad,
es el principal factor conocido responsable de su avance. Por todo lo anterior,
la prevención es clave en la lucha contra la ceguera causada por glaucoma, y se
basa en la educación, en el cumplimiento de los controles e indicaciones
médicas y en la identificación precoz de los pacientes de alto riesgo.