Obesidad Obesidad

Descubra cómo son las células de las personas obesas y por qué eso se asocia con enfermedades.

Fuente: Salud a Diario

Un estudio con gemelos, realizado en la Universidad de Helsinki, indica que la maquinaria responsable del manejo de la energía en el tejido graso está funcionando mal en las personas obesas. Los investigadores de la Unidad de Investigación de la Obesidad de la Universidad de Helsinki han descubierto que la obesidad reduce claramente la expresión de genes mitocondriales en el tejido graso o tejido adiposo. Las mitocondrias son importantes plantas de energía celular que procesan toda nuestra ingesta de energía. Si las vías asociadas con la descomposición de los nutrientes son lentas o menos efectivas, los cambios a menudo pueden tener consecuencias relacionadas con la salud. Un total de 49 pares de gemelos idénticos, pero con diferencias en cuanto al peso corporal, participaron en el estudio realizado en la Universidad de Helsinki: se estudiaron en detalle su composición corporal y el metabolismo, y se recolectaron biopsias de tejido adiposo y muscular. En el estudio se utilizaron múltiples técnicas para analizarlas. Según los hallazgos, las vías responsables del metabolismo mitocondrial en el tejido adiposo se redujeron en gran medida por la obesidad. Dado que las mitocondrias son clave para la producción de energía celular, su función reducida, justamente, puede mantener la obesidad. El estudio proporcionó una fuerte evidencia de una conexión entre el bajo rendimiento de las mitocondrias del tejido adiposo y un estado proinflamatorio. Además, los hallazgos indican que los cambios metabólicos en el tejido adiposo están asociados con una mayor acumulación de grasa en el hígado, trastornos prediabéticos del metabolismo de la glucosa e insulina, así como del colesterol. 

Problemas en el “motor” de las células

“Si las mitocondrias, las centrales eléctricas celulares, se comparan con el motor de un automóvil, se podría decir que la producción de energía disminuye a medida que aumenta el peso. Un ‘motor’ mitocondrial de baja potencia también puede generar gases de escape tóxicos, que pueden causar un estado proinflamatorio en el tejido adiposo tejido y, en consecuencia, la aparición de enfermedades asociadas con la obesidad”, explica, con una analogía, la profesora Kirsi Pietiläinen de la Unidad de Investigación de la Obesidad de la Universidad de Helsinki. En el estudio, también se observaron cambios en la función mitocondrial en el metabolismo de los aminoácidos. El metabolismo de los aminoácidos de cadena ramificada, que son esenciales para los seres humanos (son los “ladrillos” con los que se construyen las proteínas), se debilitó en las mitocondrias tanto del tejido adiposo como del tejido muscular. “Este hallazgo fue de particular importancia porque la descomposición menor de estos aminoácidos y la concentración elevada resultante en sangre, también se han relacionado directamente con cambios prediabéticos y la acumulación de grasa hepática en estudios previos con gemelos”, concluye Pietiläinen. Los kilos de más son un muy mal negocio metabólico.

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