Infarto Infarto

Mejor prevenir que curar: por qué conviene saber cuáles son los posibles desencadenante de un infarto.

1. LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

En un estudio realizado en los Estados Unidos con miles de personas que habían sufrido infartos, los investigadores observaron que aquellas que afrontaban la pérdida de un familiar cercano o un amigo íntimo tenían mayor riesgo de sufrir otro ataque cardíaco en el transcurso de la semana posterior al fallecimiento del ser querido. Otro estudio llevado a cabo en Suecia mostró que, tras la muerte de un hermano adulto (sea hombre o mujer), el riesgo de infarto se mantiene alto durante varios años. Si está sobrellevando una pérdida y se siente solo o deprimido, acuda a su médico, familiares o amigos en busca de apoyo y consejos. No se limite a sufrir a solas en casa.

2. UN DESASTRE NATURAL MUY GRAVE

En las tres semanas que siguieron al terremoto y al tsunami subsecuente que mató a miles de personas en Japón en 2011, la incidencia de infartos entre los sobrevivientes se triplicó, en comparación con la tasa registrada durante esos años previos. Es importante que los equipos de rescate y los servicios de salud tengan conciencia de esto. 

3. UN ATAQUE DE GRIPE

Como si el agotamiento extremo, los dolores musculares y la fiebre no fueran molestias suficientes, la gripe puede cuadruplicar las probabilidades de sufrir un infarto durante un lapso de hasta tres días después de la enfermedad. El virus puede desencadenar una respuesta inflamatoria capaz de dañar las arterias. La deshidratación hace más espesa la sangre, lo que aumenta el riesgo de formación de coágulos. La fiebre eleva la frecuencia cardíaca y obliga al corazón a trabajar más arduamente. Si contrae gripe, acuda al médico unos días después para que lo examine.

4. UN GRAN EVENTO DEPORTIVO

Lo crea o no, apoyar a su equipo puede dañar su corazón si se involucra tanto en el juego que sus emociones salen de control. Si es fanático de los deportes, pregunte a su médico si le convendría tomar una aspirina infantil diariamente. O mejor aun, trate de tomar las cosas con más calma.

5. UN LUNES DE LOCOS

El desánimo de la noche del domingo también pone triste al corazón. Un análisis de la incidencia de infartos a lo largo de la semana revela que son más frecuentes en los días en que volvemos al trabajo después de un descanso. Pensar en la carga de tareas que tendremos durante la semana eleva nuestros niveles de adrenalina y cortisol, que pueden aumentar la presión arterial y la formación de coágulos. Iniciar la semana a un ritmo tranquilo con cinco o diez minutos de yoga o meditación por la mañana ayuda a muchas personas. Caminar después del almuerzo para aliviar el estrés del mediodía también es otra buena idea. 

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