A los conocidos riesgos de la contaminación, se suma uno
nuevo: el efecto nocivo en la salud cardíaca.
Fuente: Salud a Diario
La exposición a contaminantes del aire, incluso a niveles
por debajo de las pautas de calidad del aire de la Organización Mundial de la
Salud, puede desencadenar un ataque cardíaco en una hora. Un nuevo estudio
al respecto, de China, además, encontró que los riesgos eran más altos entre
las personas mayores y cuando el clima era más frío. La evidencia indica que
la exposición a cualquier nivel de cuatro contaminantes del aire comunes podría
desencadenar rápidamente la aparición del síndrome coronario agudo (ACS,
por sus siglas en inglés). El ACS es un término genérico que describe cualquier
situación en la que se bloquea el suministro de sangre al músculo cardíaco,
como en un ataque cardíaco o la angina inestable, un dolor en el pecho causado
por coágulos de sangre que bloquean temporalmente una arteria. Al decir de los
investigadores, el mayor riesgo tiene lugar durante la primera hora de
exposición y disminuye a lo largo del día.
Rapidez inesperada de la contaminación
“Los efectos cardiovasculares adversos de la
contaminación del aire han sido bien documentados. Pero aun así nos
sorprendieron los efectos tan rápidos”, dice Haidong Kan, profesor de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Fudan en Shanghái, China, quien
dirigió el estudio. “Otra sorpresa fueron los efectos sin umbral de la contaminación
del aire”, dijo. “En otras palabras, cualquier concentración de
contaminantes del aire (como partículas finas, dióxido de nitrógeno, dióxido de
azufre y monóxido de carbono) registrada en el presente estudio puede tener el
potencial de desencadenar un ataque al corazón”. La exposición a partículas
finas (sólidos microscópicos o gotas líquidas que provienen de emisiones de
automóviles, centrales eléctricas, sitios de construcción y otras fuentes de
contaminación, llamadas también material particulado fi no) se ha relacionado
inequívocamente con enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y
otros problemas de salud, así como con 4,2 millones de muertes prematuras en
todo el mundo. Estas partículas pueden ser tan pequeñas que, cuando se inhalan,
son capaces de penetrar profundamente en los pulmones o incluso en el torrente
sanguíneo. Se categorizan como MP 10 y MP 2,5, en referencia a su tamaño.
En el nuevo estudio, los investigadores analizaron los datos médicos de casi
1,3 millones de personas tratadas por ataques cardíacos y angina inestable en
2.239 hospitales en 318 ciudades chinas entre 2015 y 2020. Compararon los
tiempos de inicio por hora de los eventos cardíacos con concentraciones de
partículas finas, partículas gruesas, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre,
monóxido de carbono y ozono. La exposición a corto plazo a cualquier nivel
de partículas finas, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de
carbono se asoció con la aparición de todos los tipos de síndrome coronario agudo.
Más es peor A medida que aumentaron los niveles de los contaminantes
estudiados, también lo hizo el riesgo de ataques cardíacos. La exposición al
dióxido de nitrógeno fue la más fuertemente asociada, seguida de las partículas
finas. Y fue más peligrosa durante la primera hora después de la exposición. El
vínculo resultó más fuerte entre los adultos de 65 años o más, sin antecedentes de tabaquismo u otras enfermedades respiratorias y entre las personas expuestas
durante los meses más fríos.
Efectos de la contaminación del aire
“Los efectos cardiovasculares de la contaminación del aire deberían ser una preocupación seria para todos, incluidos los encargados de formular políticas, los médicos y las personas comunes”, indica Haidong Kan. “Para los formuladores de políticas, nuestros hallazgos subrayan la necesidad de endurecer aún más los estándares de calidad del aire, un control más estricto de la contaminación del aire y una pronta respuesta de salud pública”. El estudio es el primero en establecer un vínculo entre la exposición a la contaminación y los ataques cardíacos sobre una base horaria, según dice el Dr. Sanjay Rajagopalan, di- rector del Instituto de Investigación Cardiovascular de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Estados Unidos. “Los autores pudieron demostrar con bastante certeza que los niveles de contaminación del aire en el momento en que se produjo el ataque cardiaco estaban fuertemente correlacionados con los niveles de contaminación del aire durante esa misma hora”, dijo. “Esto sugiere que tomar medidas de protección cuando los niveles de contaminación del aire son altos podría ayudar a prevenir ataques cardíacos”, agrega. ¿Cómo reducir la exposición a la contaminación del aire? Las estrategias incluyen cerrar las ventanas y usar purificadores de aire portátiles y filtros de aire acondicionado incorporados, así como respiradores purificadores de aire personales que cubran la nariz y la boca, para las personas en alto riesgo. Las máscaras bien ajustadas, como las que se usan para prevenir la propagación de COVID-19, también pueden ayudar, dice Rajagopalan. “Uno de los aspectos positivos del COVID-19 es el uso generalizado de máscaras N95”, dijo. “Estas son muy buenas para reducir la exposición a partículas. Evitarán que las inhales”. Aunque este estudio se realizó en China, que tiene una de las peores calidades de aire del mundo, los hallazgos siguen siendo signifi cativos para otros países, asevera Kan. El hecho de que no haya un umbral de contaminación, ningún mínimo que sea seguro, sugiere que los hallazgos se pueden aplicar a países con niveles más bajos de contaminación del aire, como los EE. UU., indica. “Sin embargo, los efectos de los contaminantes del aire específicos en ACS deben replicarse, dadas las diferencias aparentes de las características de la contaminación del aire y la vulnerabilidad de la población”.
Efectos de la contaminación del aire
“Los efectos cardiovasculares de la contaminación del aire
deberían ser una preocupación seria para todos, incluidos los encargados de
formular políticas, los médicos y las personas comunes”, indica Haidong Kan.
“Para los formuladores de políticas, nuestros hallazgos subrayan la necesidad
de endurecer aún más los estándares de calidad del aire, un control más
estricto de la contaminación del aire y una pronta respuesta de salud pública”.
El estudio es el primero en establecer un vínculo entre la exposición a la
contaminación y los ataques cardíacos sobre una base horaria, según dice el Dr.
Sanjay Rajagopalan, di- rector del Instituto de Investigación Cardiovascular de
la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Estados Unidos. “Los autores
pudieron demostrar con bastante certeza que los niveles de contaminación del
aire en el momento en que se produjo el ataque cardiaco estaban fuertemente
correlacionados con los niveles de contaminación del aire durante esa misma
hora”, dijo. “Esto sugiere que tomar medidas de protección cuando los
niveles de contaminación del aire son altos podría ayudar a prevenir ataques
cardíacos”, agrega. ¿Cómo reducir la exposición a la contaminación del
aire? Las estrategias incluyen cerrar las ventanas y usar purificadores de aire portátiles y filtros de aire acondicionado incorporados, así como respiradores
purificadores de aire personales que cubran la nariz y la boca, para las
personas en alto riesgo. Las máscaras bien ajustadas, como las que se usan para
prevenir la propagación de COVID-19, también pueden ayudar, dice Rajagopalan.
“Uno de los aspectos positivos del COVID-19 es el uso generalizado de máscaras
N95”, dijo. “Estas son muy buenas para reducir la exposición a partículas.
Evitarán que las inhales”. Aunque este estudio se realizó en China, que tiene
una de las peores calidades de aire del mundo, los hallazgos siguen siendo
significativos para otros países, asevera Kan. El hecho de que no haya un
umbral de contaminación, ningún mínimo que sea seguro, sugiere que los
hallazgos se pueden aplicar a países con niveles más bajos de contaminación del
aire, como los EE. UU., indica. “Sin embargo, los efectos de los
contaminantes del aire específicos en ACS deben replicarse, dadas las
diferencias aparentes de las características de la contaminación del aire y la
vulnerabilidad de la población”.