Si está encerrado mientras lee esta nota, salga a tomar algo
de aire fresco para revitalizar el organismo y hacer que el cerebro funcione
con su máxima capacidad.
El aire fresco huele bien y suministra el oxígeno que
el cerebro necesita para un pensamiento ágil y un estado de alerta. Pero
los edificios más nuevos y energéticamente eficientes no siempre proveen lo
suficiente de este combustible cerebral. ¿Por qué? Es posible que los sistemas de ventilación más nuevos no hagan un intercambio de aire interior y exterior
con tanta frecuencia como los más viejos y “con fisuras”. Y si está entrando
suficiente oxígeno, quizá el sistema de ventilación del edificio no haga
circular el aire fresco de manera efectiva. Las habitaciones herméticas son
pobres en oxígeno y ricas en dióxido de carbono, inductor de somnolencia y
fatiga. El aire exterior contiene cerca de 350 partes por millón de dióxido de
carbono; según algunos estudios, los niveles en los edificios de oficinas
subieron a 1000 partes por millón o más; lo suficiente para causar
adormecimiento y pensamiento confuso. Otro peligro, si vive con alguien que
fuma, es la condición de fumador pasivo. (¡Suponemos que el humo no viene de
usted! Si es así, es momento de dejarlo).
1.
Abra la ventana
Si nota que se siente somnoliento, tiene dolores de cabeza o experimenta un descenso de la energía mental y vive o trabaja en
un edificio energéticamente eficiente (muchas viviendas construidas después de
1970 poseen esta cualidad), puede estar respirando aire que vuelve a
circular y que no está completamente oxigenado. ¿La solución? Si es
posible, abra una ventana o una puerta que dé al exterior. De lo contrario,
asegúrese de salir a caminar en la hora del almuerzo y agregue otros
diez minutos al aire libre en la pausa de la tarde.
2.
Prohíba fumar en su casa
La exposición a largo plazo como fumador pasivo incrementó
entre un 30% y 250% el riesgo de demencia según un estudio de la Universidad de
California. En otro estudio sobre más de 5000 adultos mayores no fumadores,
publicado en el British Medical Journal, investigadores de la Universidad de
Cambridge descubrieron que los que tenían niveles elevados de cotinina (un
indicador de exposición reciente como fumador pasivo) eran 44% más propensos a
tener demencia que los de bajos niveles. El desgaste mental no es solo un
problema de las personas mayores; en una investigación sobre estudiantes de
escuela secundaria, los fumadores pasivos sufrieron una disminución del 30% en
las posibilidades de aprobar las evaluaciones de rendimiento estandarizadas.
3.
Reduzca el desorden
Algunas personas prosperan en el caos, pero para el resto de
nosotros, un mundo desordenado crea estrés y distracción. Las
pilas de papeles y de objetos amontonados nos recuerdan todas las cosas que
deberíamos estar haciendo y, a la vez, vuelve más complicado terminar algo
(¿Dónde está ese talonario de cheques?). El lío a su alrededor podría
contribuir a una mala toma de decisiones y a un pensamiento borroso. Según
los neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachussets, las pantallas
de navegación en los reactores de caza que muestran demasiados detalles
(conocido como “saturación visual”) afectan la capacidad del piloto para hallar
un objetivo. Asimismo, los sitios de Internet con demasiadas características
adicionales en una página les impiden a los cibernautas localizar la
información que buscan. El desorden depende del cristal con que se mire. Se
sugiere que un escritorio caótico, en realidad, puede ser más propicio para la
creatividad que uno prolijo. Pero si su meta es tener un pensamiento claro y
menos estrés, quizá sea hora de una limpieza.