El contexto de la vida de una mujer contribuye enormemente al estado de su salud.
Millones de mujeres sufren de dolores pélvicos crónicos, vaginitis, quistes ováricos, verrugas genitales, endometriosis y displasia cervical, todas enfermedades exclusivas de los órganos femeninos. Estas disfunciones son el lenguaje que utiliza el cuerpo para hablarnos. Por medio de ellas nos dice que necesitamos sanar una herida más profunda, con frecuencia inconsciente.
A lo largo de 20 años la doctora Christiane Northrup ha comprobado que las enfermedades ginecológicas más frecuentes están relacionadas con el enojo acumulado, circunstancias adversas y relaciones abusivas tanto personales como laborales. La autora de Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, indica:
• La vaginitis crónica es para la mujer una manera aceptable de negarse a la relación sexual. Si las mujeres creen que la relación sexual es uno de sus deberes, independientemente de si obtienen placer o no, la vaginitis crónica puede ser un escape para ellas.
• La aparición de quistes está relacionada con la creatividad inexpresada: “Mientras exteriorizamos la creatividad que fluye desde nuestro más profundo interior, los ovarios se conservan normales. Cuando nuestra energía creativa se bloquea, pueden producirse y persistir quistes grandes y anormales. Esos bloqueos pueden ser en gran medida consecuencia del estrés”.
• La endometriosis (formación de mucosa uterina en órganos distintos del útero) es la enfermedad de la competitividad, y aparece cuando las necesidades de una mujer compiten con su funcionamiento en el mundo exterior. Se le llamó “la enfermedad de la mujer profesional”, pues se creía que las mujeres que posponían su maternidad corrían más riesgo de padecerla. Según Northrup: “Estudios recientes demuestran que no hay diferencia en la incidencia de endometriosis entre las mujeres que han tenido algún embarazo y quienes no han sido madres”.