Aunque se están estudiando los beneficios de los
probióticos, aún es temprano para promocionar que curan ciertas dolencias.
Existen miles de especies de bacterias en los intestinos
que, en su conjunto, se conocen como “microbioma intestinal”. Muchas son
beneficiosas para la salud digestiva del organismo; entre otras cosas, el microbioma
intestinal metaboliza los nutrientes presentes en los alimentos y protege al
intestino de infecciones. Los científicos aún tienen mucho por descubrir y
aprender acerca de cómo actúan las distintas cepas y combinaciones de estas
bacterias; sin embargo, eso no impide que las empresas avancen más allá y
afirmen anticipadamente que los probióticos (tanto alimentos como
suplementos que contengan bacterias vivas) mejoran ciertas dolencias como la
enfermedad inflamatoria intestinal y el síndrome de colon irritable. Pasa
que, en la mayoría de los países, estos productos no se venden como
medicamentos, por lo que sus fabricantes pueden hacer afirmaciones no
comprobadas. Expertos de la Asociación Estadounidense de Gastroenterología
realizaron una revisión de estudios importantes y se llegó a la conclusión de
que ciertos probióticos pueden resultar útiles para evitar una afección
intestinal llamada enterocolitis necrosante en bebés prematuros; reducir el
riesgo de contraer una infección por C. difficile en individuos que toman
antibióticos; y para el tratamiento de la pouchitis, una posible complicación
de las cirugías por colitis ulcerosa. Más allá de esa información, no se
cuenta aún con pruebas suficientes que permitan recomendar probióticos para el
tratamiento de otras afecciones digestivas. Una forma más confiable de
cuidar la salud del microbioma intestinal es mantener una dieta con alto
contenido de fibra que incluya frutas, verduras y granos enteros.