Además de los beneficios físicos de los ejercicios de
flexibilidad, también existe una serie de beneficios para el cerebro, al que
estimulan de varias maneras.
Músculos distendidos y articulaciones más móviles
La flexibilidad es la cualidad física que define la
aptitud para alcanzar grandes amplitudes articulares por medio del estiramiento
de los músculos. Los ejercicios de flexibilidad y de estiramiento contribuyen
a conservar músculos distendidos y articulaciones más móviles. Practicados cada
día, ayudan a mantener una buena calidad de vida y una mayor autonomía
al envejecer.
Previamente indispensables para cualquier actividad deportiva,
los ejercicios de flexibilidad son también beneficiosos para el cerebro.
Efectuando rotaciones de las articulaciones y estiramientos de los músculos,
se activan numerosas células musculares de ordinario inactivas. Estas
últimas van a estimular un gran número de células cerebrales también
inactivas, mejorando así las capacidades de las funciones cognitivas.
En síntesis, los movimientos de flexibilidad mejorarán la
circulación sanguínea en aquellas regiones subutilizadas y estimularán por
eso mismo las funciones cerebrales dedicadas a estas regiones.
La flexibilidad ayuda a reducir el estrés
El estrés es muy malo para nuestro cerebro, ya que en respuesta a un acontecimiento estresante (física o psicológicamente), nuestro organismo libera un glucocorticoide, el cortisol, que le permitiría reaccionar mejor a la situación. Ahora bien, ese cortisol, que circula por todo el cuerpo, altera las funciones de la memoria y provocaría una disminución del rendimiento cognitivo.
Las actividades de flexibilidad como el estiramiento,
la gimnasia moderada o la gimnasia acuática reducen el estrés y el índice de
cortisol sanguíneo procurando un sentimiento de bienestar general. Esos
ejercicios de flexibilidad refuerzan también la coordinación neuromuscular y
aumentan la velocidad de los impulsos nerviosos, así como la rapidez de los reflejos.
Al flexibilizar las articulaciones y la musculatura, preservan
igualmente los riesgos de lesiones osteoarticulares y musculares. Esos movimientos
de flexibilidad, que afectan a todas las articulaciones, deben practicarse como
mínimo dos veces por semana durante diez minutos, por lo menos. Si usted no
tiene tiempo para dedicarse a este tipo de ejercicios, sepa que las tareas cotidianas
(jardinería, limpiar el piso o pasar la aspiradora, por ejemplo) ¡son también actividades
de estiramiento y de flexibilidad!