Las fibras fermentables que se encuentran en algunas
verduras podrían prevenir ciertos tipos de cánceres.
Un ensayo en personas con alto riesgo hereditario de sufrir
una amplia gama de cánceres, ha demostrado un importante efecto preventivo
del llamado “almidón resistente” que se encuentra en una amplia gama de
alimentos como la avena, los cereales para el desayuno, la pasta cocida y
enfriada, el arroz, los guisantes y los plátanos ligeramente verdes. Se
trata de un estudio internacional (conocido como CAPP2), el cual involucró a
casi 1.000 pacientes con síndrome de Lynch de todo el mundo, y reveló que una
ingesta regular de un suplemento de almidón resistente, también conocido como
fibra fermentable, tomado durante un promedio de dos años, no afectó los
cánceres en el intestino, pero –en cambio– redujo los cánceres en otras partes
del cuerpo en más de la mitad. Este efecto fue particularmente pronunciado
para los cánceres gastrointestinales superiores, incluidos los cánceres de
esófago, gástrico, vías biliares, páncreas y duodeno. Se observó que el
asombroso efecto duraba 10 años después de dejar de tomar el suplemento que
contenía este tipo de fibra. El estudio, dirigido por expertos de las
Universidades de Newcastle y Leeds, publicado en Cancer Prevention Research,
una revista de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer,
es un seguimiento doble ciego planificado de 10 años (complementado con datos
completos del Registro Nacional de Cáncer para hasta 20 años en 369 de los
participantes). Investigaciones anteriores publicadas como parte del mismo
ensayo revelaron que la aspirina redujo el cáncer del intestino grueso en un 50
%. “Descubrimos que el almidón resistente reduce una variedad de cánceres en
más del 60 %. El efecto fue más evidente en la parte superior del intestino”,
explica el profesor John Mathers, profesor de Nutrición Humana en la
Universidad de Newcastle. “Esto es importante ya que los cánceres del tracto
gastrointestinal superior son difíciles de diagnosticar y, a menudo, no se
detectan a tiempo”.
¿Qué es el almidón resistente?
“El almidón resistente se puede tomar como un suplemento
en polvo y se encuentra de forma natural en las arvejas, los porotos, la avena
y otros alimentos ricos en almidón. La dosis utilizada en el ensayo fue
equivalente a comer un plátano diario. Antes de que se vuelvan demasiado
maduros y blandos, el almidón contenido en los plátanos se resiste a la
descomposición y llega al intestino grueso, donde puede alterar el tipo de
bacterias que viven allí. “El almidón resistente es un tipo de carbohidrato que
no se digiere en el intestino delgado, sino que se fermenta en el intestino
grueso y alimenta a las bacterias intestinales beneficiosas”, dice el
científico. Actúa como la fibra dietética en el sistema digestivo. Este tipo de
almidón tiene varios beneficios para la salud y menos calorías que el almidón
normal. El especialista agrega que: “Creemos que el almidón resistente puede
reducir el desarrollo del cáncer al cambiar el metabolismo bacteriano de los
ácidos biliares y al reducir esos tipos de ácidos biliares que pueden dañar
nuestro ADN y eventualmente causar cáncer. Sin embargo, esto necesita más
investigación”. El Profesor Sir John Burn, de la Newcastle University y
Newcastle Hospitals NHS Foundation Trust, en el Reino Unido, que dirigió el
ensayo con el profesor Mathers, asevera: “Cuando comenzamos los estudios hace
más de 20 años, pensamos que las personas con una predisposición genética al
cáncer de colon podrían ayudarnos a probar si podríamos reducir el riesgo de
cáncer con aspirina o almidón resistente”. Sucede que “los pacientes con
síndrome de Lynch tienen un alto riesgo, ya que tienen más probabilidades de
desarrollar cánceres, por lo que es de vital importancia descubrir que la
aspirina puede reducir a la mitad el riesgo de cánceres de intestino grueso y
el almidón resistente a otros tipos de cáncer”. Entonces, “según nuestro
ensayo, NICE ahora se recomienda aspirina a las personas con alto riesgo
genético de cáncer. Los beneficios son claros: la aspirina y el almidón resistente
funcionan”.
Estudio a largo plazo sobre el cáncer
Entre 1999 y 2005, casi 1.000 participantes comenzaron a
tomar almidón resistente en forma de polvo todos los días durante dos años,
aspirina o un placebo. Al final de la etapa de tratamiento, no hubo diferencia
general entre los que habían tomado aspirina o almidón resistente y los que no.
Sin embargo, el equipo de investigación anticipó un efecto a más largo plazo y
diseñó el estudio para un seguimiento posterior. En el período de seguimiento,
hubo solo cinco nuevos casos de cánceres gastrointestinales superiores entre
los 463 participantes que habían tomado el almidón resistente en
comparación con 21 entre los 455 que tomaron el placebo.
Las propiedades de las uvas
A este resultado alentador, se suman estudios recientes
publicados por el Dr. John Pezzuto y su equipo de la Universidad de Western New
England (Estados Unidos) que muestran los efectos “asombrosos” del consumo de
uvas e impactos “notables” en la salud y en la esperanza de vida. Publicado en
la revista Foods, uno de los estudios mostró que agregar uvas en una
cantidad equivalente a poco menos de dos tazas de uvas por día a una dieta rica en grasas, típicamente consumida en los países occidentales, producía
reducciones en el hígado graso y prolongaba la esperanza de vida. Pezzuto,
autor de más de 600 estudios científicos, dice que el trabajo con uvas mostró
cambios reales en la expresión genética. “Eso es realmente notable”, remarca.
Agregar uvas a una dieta rica en grasas también aumentó los niveles de genes
antioxidantes y retrasó la muerte natural. Reconociendo que no es una ciencia
exacta traducir años de vida útil de un ratón a un ser humano, Pezzuto afirma
que su mejor estimación es que el cambio observado en el estudio correspondería
a 4-5 años adicionales en la vida de una persona. Otro estudio realizado por el
Dr. Pezzuto y su equipo, publicado en la revista Antioxidants, informó que el
consumo de uva alteró la expresión génica en el cerebro y tuvo efectos
positivos en el comportamiento y la cognición, afectados por una dieta rica en
grasas. Un tercer estudio, publicado por un equipo dirigido por el Dr.
Jeffrey Idle en la revista Food & Nutrition, mostró que las uvas también
modifican el metabolismo.