Estas 7 señales de alerta le servirán para descubrir si el
estrés está afectando su vida.
1. Mostrar hostilidad ante familiares y amigos
El estrés crónico dispara una enzima que ataca una
molécula presente en el cerebro que nos vuelve más irritables y menos sociables,
afirma Kathleen Hall, experta en esta materia. Pero escuchar ese deseo
desesperado por alejar a las personas puede empeorar nuestro estrés. La
conexión social lleva a nuestro organismo a producir oxitocina, una hormona que
eleva el estado de ánimo y anula la producción de la hormona del estrés llamada cortisol, sostiene Hall. “Estamos hechos para reducir el estrés estando
juntos”, afirma la experta. Envíe un mensaje a un amigo o encuéntrense a tomar
un café cuando se sienta abrumado, a fin de mantener el estrés bajo control.
2. Perder el foco
Durante períodos de estrés, nuestro organismo entra en
modo luchar o huir y vuelca todos sus esfuerzos en mantenerse a salvo de
cualquier peligro. Puede experimentar dificultades para concentrarse en una
única tarea y es bastante más probable que se distraiga con frecuencia. “La
respuesta del cerebro se reduce casi únicamente a sobrevivir”, comenta Heidi
Hanna, autora del libro Stressaholic: 5 pasos para transformar su relación con
el estrés. “La respuesta del cerebro al miedo absorbe toda su energía y la
destina exclusivamente a protegernos”.
3. Dar vueltas en la cama
El organismo produce los niveles más elevados de cortisol
durante la mañana. Con el transcurso del día, los niveles disminuyen de
modo que podamos abandonarnos al sueño, comenta Hanna. Si se continúa
bombeando cortisol cuando estamos estresados, esto hace que el cerebro se
mantenga activo y nosotros muy despiertos. La falta de descanso puede tener
un efecto cíclico. Intente escuchar música relajante o meditaciones guiadas, o
escoja un libro que lo ayude a dormirse.
4. No ver el lado positivo de las cosas
Nuestro cerebro tiene más circuitos diseñados para
prestar atención a las cuestiones negativas que a las positivas, afirma
Hanna. Cuando nos sentimos abrumados por el caos de la vida, debemos tomarnos
tiempo para apreciar todo aquello que sí está marchando bien. “Es preciso tener
una intención firme de poner en práctica una actitud positiva”, dice.
5. Perder la batalla ante los antojos
Ya sea en modo luchar o huir, los sentidos están en
estado de máxima alerta, incluidos el gusto y el olfato, lo que hace que
nuestros antojos favoritos parezcan aún más deseables. “Pensamos que
debemos elegir una hamburguesa con queso y porque tiene calorías que nos
ayudarán a recuperar energía”, sostiene Hanna. “Sentimos como si solo fuéramos
a hacerlo una vez, pero la realidad es que, como el estrés es tan constante
en el entorno en el que vivimos, esto tiende a convertirse en un hábito”.
Intente con una porción pequeña de frutos secos, un alimento que realmente
puede ayudar a calmar la ansiedad.
6. No resistir un simple resfrío
El modo luchar o huir dispara un proceso inflamatorio
para protegernos del peligro. Pero si el factor estresante no desaparece y
la inflamación se vuelve crónica, el sistema inmune puede comenzar a fallar. “El
sistema inmune no llega a responder a las demandas que recibe”, explica
Hanna.
7. Perder el deseo
Las mismas glándulas que producen las hormonas sexuales
son también las encargadas de generar cortisol. Entonces, mientras nuestro
organismo concentra la energía en la producción de cortisol extra, el deseo
disminuye. “El cerebro minimiza las hormonas sexuales y el deseo sexual porque
no lo considera tan importante”, afirma Hanna. “Perdemos energía y perdemos la
pasión por las cosas que son importantes para nosotros, lo que incluye también
las conexiones con las personas que queremos”.