Cada tipo de piso requiere un cuidado distinto. Aprenda los
trucos de los expertos para tener los pisos relucientes.
Pisos de madera
La asepsia es sólo uno de los motivos para higienizar los pisos
de madera. Los restos de arena, la suciedad de los zapatos y los rayones
que se ocasionan por el uso diario pueden dañar el piso.
A continuación, encontrará algunas sugerencias para su mantenimiento.
• Barra a menudo las áreas más transitadas como la
entrada y descanso de la escalera y, si el piso de su cocina es de madera, la
zona frente al lavabo, refrigerador y cocina. Preste especial atención a las
esquinas, ya que allí se acumula suciedad y polvo.
• Aspire los pisos utilizando un cepillo adecuado para
tal fin (no use una aspiradora vertical o de arrastre con cepillo de
rodillos ya que podrían dañar la superficie). Tire del cepillo y mantenga la
manija levantada ligeramente de forma que el extremo frontal (el más próximo a
usted) no raye la superficie. O bien, alce el cepillo y córralo de lugar. Sólo
deberá realizar esto una vez a la semana para eliminar la capa de polvo que no consiga
barrer. Esmérese particularmente en las zonas de mayor tránsito.
• No arroje agua sobre pisos de madera; no sólo
podría levantarlo sino además pudrirlo. En su lugar, envuelva un estropajo con
un paño húmedo y suave, bien estrujado. Repase el piso por partes y séquelo con
otro trapo antes de pasar a la siguiente.
• Para devolver el brillo y remover la suciedad
en superficies de poliuretano, repáselas con un trapo húmedo. Aplique
una solución de 1 parte de amoníaco y 20 de agua tibia, o una taza de vinagre
blanco y cuatro litros de agua. Ninguna de estas mezclas resulta abrasiva ni
deja vetas. Recuerde retorcer el trapo hasta que esté medio seco. Elimine las
acumulaciones de líquido de inmediato o dañará el piso: la reparación
podría resultar muy costosa. Evite los detergentes de base aceitosa ya
que forman capas y opacan las superficies. Algunos fabricantes recomiendan
aplicar limpiadores con pH neutro, disponibles en cualquier tienda. Sin
embargo, este tipo de productos requiere un doble proceso y dos cubetas: una
contendrá el limpiador preparado conforme con las instrucciones, y la otra,
agua. Moje el trapo con la solución, elimine los excesos y repase. Sumerja
el segundo paño en agua, retuerza y vuelva a pasar.
• Desafortunadamente, las superficies barnizadas o laqueadas
no soportan este proceso ya que pierden brillo. En su lugar, deberá asearlas
con un limpiador para pisos de madera. Si no logra devolver el brillo,
existen dos opciones: encerar o bien comenzar desde el principio y pulir,
teñir y tratar sus pisos con poliuretano. Incluso un pequeño rayón o mancha
sobre un piso encerado puede abrir paso a daños mayores. Así, mientras antes
los elimine, mejores serán los resultados; trabaje siempre desde afuera hacia adentro.
•Para cubrir raspones superficiales, frote suavemente
con viruta de acero extra fina. Luego, aplique dos capas de cera en pasta
con un trapo suave y limpio. También podría utilizar un corrector de manchas.
• Si desea quitar marcas de alcohol, aplique un
lustrador para plata o un paño mojado en amoníaco. Retire los excedentes y deje
secar totalmente antes de volver a encerar.
• Moje los restos ya endurecidos de comida o leche con
un trapo a fin de ablandar la mancha. A continuación, friegue con un trozo
húmedo de tela limpia. Seque y, si quedara opaco, vuelva a encerar y lustre
para equiparar el resto de la superficie.
• Para eliminar marcas claras o de agua vierta cera
sobre ellas y frote la zona con virutas de acero hasta devolver el brillo. De
no dar resultado, pula con suavidad aplicando alcohol mineral y deje secar.
Finalmente, encere y empareje.
•Para borrar marcas de zapatos, utilice viruta untada
en limpiador para pisos de madera. Refriegue suavemente, siguiendo el veteado.
Por último, deje secar y, de ser necesario, encere otra vez y lustre a mano.
• Las quemaduras tal vez no sean tan difíciles de
disimular. La mayoría de los pisos cuentan con una capa protectora relativamente
resistente, por lo que la quemadura es a menudo superficial y puede eliminarse
con una esponja o trozo de tela húmeda o con un poco de viruta extra
fina. No obstante, si es profunda, moje la viruta en agua y jabón y frote en
forma circular hasta desprender las partes chamuscadas. Luego, friegue con papel
de lija seca de textura muy fina. Aplique corrector, cera y lustre a mano.