El simple hecho de tener un rostro serio o enojado puede
generar grandes contratiempos en el ámbito laboral.
Un rostro enojado aleja a los compañeros de trabajo. Pierden
el interés y hacen la tarea sin motivación. Para las personas que deseen llegar aposiciones de liderazgo, el buen humor es un gran aliado, ya que reduce la
inhibición, hace que las personas sean más sociables y que las ideas fluyan.
Los compañeros trabajan motivados cuando se sienten
cómodos. La persona que lidera debe tener carisma y estar al frente de su
grupo con buen humor.
La persona que conduce un equipo es malhumorada. Es muy
difícil trabajar con ella.
Intente revertir el problema: mantenga un vínculo con
amabilidad, con tolerancia y manifiéstele sus actitudes desagradables con
suavidad. Con el tiempo, la persona se dará cuenta y mejorará.