Si recurrimos a las redes sociales en busca de compañía e
interacción, ¿cómo es posible que se genere el efecto contrario?
Durante la pandemia de COVID-19, las personas
naturalmente recurren a las redes sociales para reducir los sentimientos de
aislamiento social. Sin embargo, su investigación preliminar encontró que,
aunque las personas usaban más las redes sociales cuando se sentían solas, el
tiempo que pasaban en ellas solo aumentaba los sentimientos de soledad de
los participantes del estudio.
“Hoy en día, la necesidad de ver y escuchar a amigos y
familiares solo a través de las redes sociales debido al COVID-19 podría servir
como un recordatorio de las oportunidades perdidas de pasar tiempo juntos”.
Interacciones en línea vs. interacciones en persona
Cuantas más personas usaban cualquiera de estos tres sitios
de redes sociales, más negativos, de promedio, informaban sentirse después.
“Los tres sitios de redes sociales examinados tuvieron resultados notablemente
convergentes” al respecto, explica. “Cuantos más encuestados habían utilizado
estos sitios recientemente, ya sea en conjunto o individualmente, más efecto negativo
informaron cuando respondieron a nuestras encuestas programadas al azar durante
un período de diez días”.
El estudio de Wirtz también incluyó interacciones fuera de
línea con otros, ya sea cara a cara o por teléfono. Al comparar la comunicación
fuera de línea con la comunicación en línea, pudo demostrar que la interacción social fuera de línea tenía precisamente el efecto opuesto al uso de las redes
sociales, y que mejoró fuertemente el bienestar emocional.
Cómo usar las redes sociales de forma positiva
Pero no todo está perdido, dice Wirtz, ya que esta
investigación también revela cómo las personas pueden usar las redes sociales de
manera positiva, algo más importante que nunca durante la pandemia. Sugiere que
las personas eviten el desplazamiento pasivo y se resistan a compararse con otros usuarios de redes sociales. También dice que las personas deben
usar los sitios de redes sociales para permitir interacciones directas y la
conexión social; por ejemplo, para hablar en línea de forma sincrónica o para
organizar el tiempo que pasarán con otras personas cara a cara, cuando sea
posible y con las precauciones adecuadas. “Si todos recordamos hacer eso, el
impacto negativo del uso de las redes sociales podría reducirse, y las redes
podrían incluso tener el poder de mejorar nuestro bienestar y nuestra felicidad”, agrega. Finalmente concluye: “En otras palabras, tenemos que recordar
que las redes sociales pueden moldear nuestra felicidad diaria”.