Esta forma de liberar la desazón y cultivarla de forma positiva puede ayudarnos a manejar el estrés.
Fuente: Salud a Diario
Ahora bien, es importante hacer una diferencia
significativa, y que guarda relación con el grado de control que podemos llegar
a tener en cuanto a un entorno en permanente dinamismo. Es en este punto donde
se recomienda hacer un ejercicio de reflexión. Sin duda, como sociedad,
hemos aprendido que el grado de control respecto de lo que ocurre en el afuera
es muy escaso, y por lo tanto debemos prestar atención a lo que sucede dentro
de nosotros.
Optar por desconfinarnos emocionalmente se relaciona a
conectar con nuestro lugar de desazón y cultivarlo de forma consciente,
constante y de modo positivo. Esto lleva aparejadas reacciones positivas
ante la perspectiva de volver a retomar hábitos y rutinas que nos resultaban
beneficiosas con anterioridad a la pandemia, así como emprender nuevas acciones
que, durante estos meses, hemos aprendido a valorar positivamente y que,
previamente, quizás no realizábamos o no hacíamos con tanta frecuencia (por
ejemplo: actividad física, contactar con viejos amigos, realizar actividades
para los que antes decíamos no tener tiempo, entre otras). Así, podemos ir
generando emociones positivas de satisfacción, alegría, esperanza, motivación,
y optimismo realista, pudiendo establecer nuevos objetivos personales y
profesionales, y vislumbrar la posibilidad de crecer, de reinventarnos, de
alcanzar nuevas oportunidades y de priorizar nuestras nuevas necesidades.
El síndrome de la cabaña
El desconfinamiento emocional implica un nuevo cambio, el
cual requiere ajustes conductuales de parte de cada uno de nosotros. Frente
a estos, existe la posibilidad de manifestar resistencia, traducida en
ansiedad, frustración, irritabilidad, dificultades de sueño, preocupaciones
recurrentes acerca de lo que va a suceder y síntomas físicos. En este sentido,
lo ocurrido en los países nórdicos muestra que después de un tiempo
prolongado de confinamiento se puede presentar el denominado “síndrome de la
cabaña”, situación en que los seres humanos comenzamos a experimentar las
consecuencias de la falta de contacto con la naturaleza, el distanciamiento
físico y las rutinas de encierro prolongadas. En estos casos, es esperable
que exista una resistencia y estrés mayor al habitual, asociado al hecho de
dejar el espacio de seguridad que nos brinda el hogar para salir al espacio
público, con la rapidez vertiginosa de la ciudad y la inestabilidad asociada a
los cambios constantes en el panorama general. Todos estos trastornos necesitan
ser reconocidos y abordados apropiadamente, ya sea en el seno del hogar o bien
solicitando apoyo profesional en caso de ser necesario. Es por ello que, de
forma indiscutible, la salud mental se ha denominado “la nueva pandemia” y se
ha transformado en una de las grandes preocupaciones de las autoridades y
especialistas del área a nivel nacional y mundial.
Formas de desconfinar nuestras emociones
Si somos capaces de afrontar eficazmente esta nueva
situación de desconfinamiento, saldremos fortalecidos, con nuevos aprendizajes
y un bagaje experiencial que nos permitirá hacer frente a nuevas adversidades.
Esto podemos trabajarlo con:
• Aprendizajes que nos ayuden a entender qué son y qué
función juegan las emociones, entendiendo que son normales ante esta situación
y que es positivo expresarlas
• Comunicación y desahogo con personas que nos hagan
sentir tranquilas y seguras.
• Estrategias de relajación (técnicas de respiración,
relajación, entre otros).
• Centrarnos en el aquí y ahora tratando de ejercer control
únicamente sobre aquello que podemos controlar (pensamientos, emociones,
medidas de protección).
• Control de aquellos estímulos que generan malestar:
seguimiento continuado de noticias sobre coronavirus, no apagar el móvil
dificultando la desconexión emocional.
• Fijación de pequeños objetivos a conseguir (ejercitar,
descansar más, cultivar un hobbie).
• Establecer rutinas. Es importante movernos o realizar
alguna acción física (andar, limpiar etc.) que nos mantenga activos.
Importante es también respetar los descansos, cuidar la alimentación y dedicar
tiempo al ocio (junto a otras responsabilidades).
• Fomentar conductas que nos pueden hacer sentir útiles (ej:
escribir cartas a personas enfermas o apoyar virtualmente a comunidades).
• Reforzar nuestros logros y hacerlo con nuestra pareja y
los seres queridos.