Ser amables no solo implica
impactar positivamente en la vida de los demás, sino que genera bienestar para
nosotros mismos.
El 12 de noviembre se
conmemora el Día Mundial de la Amabilidad, y por ello es muy importante
explorar en lo que la ciencia nos revela sobre esa virtud. Al respecto, diversas
investigaciones muestran que ser amables aumenta nuestro nivel de bienestar y el de los demás. Además, tiene un efecto en cadena: la amabilidad es
contagiosa, así que hace que nuestras comunidades sean lugares más agradables. Cuando
somos amables con la gente, sabemos que fortalece nuestras conexiones con ellos
y proporciona una fuente de apoyo. De hecho, podemos beneficiarnos más de dar
apoyo que de recibirlo, y también es más probable que recibamos apoyo a cambio
cuando lo necesitemos. Puede que no sea un apoyo similar, o incluso de la misma
persona, pero ser amable con los demás construye una red de apoyo más amplia
que aumenta el bienestar en todos los sentidos. Realizar actos amables
ayuda a construir la cooperación, la confianza y la sensación de seguridad en
nuestras comunidades. También nos ayuda a ver a los demás de forma más
positiva y a empatizar con ellos. Estos son los cimientos de una comunidad
próspera y una sociedad floreciente, que construye el bienestar en todas
partes. ¿Cuáles son actos de amabilidad? La amabilidad puede ser tan simple como una sonrisa, un agradecimiento o una palabra de aliento. Es una forma de
conectar, aunque sea por un breve momento, con quienes transitan por nuestra
vida diaria. Los actos amables pueden ser impulsados en el momento, como cuando
nos damos cuenta de que alguien lo necesita (por ejemplo, cediendo el asiento
en la locomoción colectiva o ayudando a un adulto mayor a cargar un objeto
pesado). Las oportunidades de ser amable aparecen por todas partes, y también
pueden pensarse con antelación: planear algo para un amigo, vecino o ser
querido, o porque queremos difundir algo de alegría diaria. Hay un número
ilimitado de formas de ser amables con los demás; solo tenemos que mantener los
ojos abiertos y prestar atención a los que nos rodean para empezar a ver
oportunidades de ayudar.
¿Cómo comenzar a ser amables?
Estos son algunos pasos
sugeridos para crear una cultura de amabilidad:
1. Planifique ser amable. Haz una lista de pequeñas acciones que puedas llevar a cabo en tu
vida diaria y que no tienen que costar nada de dinero. Piensa en la gente que
conoces y en otras personas que pasan por tu lado en el transcurso del día:
¿Qué podrías hacer hoy o mañana? ¿Qué te sientes atraído a realizar? Hay muchas
ideas potenciales para hacerte pensar.
2. Tener un día de bondad. Puede ser el mismo 12 de noviembre, o un día en particular en el
que trates de realizar al menos cinco actos de bondad diferentes para diferentes personas. Haz cosas que normalmente no harías. Después, piensa:
¿Cómo te sentiste después de hacer cada acto? ¿Cómo te sientes al final del
día?
3. Hacer comunidad. Trata de pensar en cosas amables que puedes compartir con
amigos, familia o vecinos. Pueden intercambiar ideas y apoyarse mutuamente.
Hacer cosas nuevas juntos ayuda a construir conexiones, lo que también
aumenta el bienestar, así que es una ganancia para todos. Si tienes hijos,
haz que piensen en lo que pueden hacer también. Pregúntales qué actos amables
dieron o recibieron ese día. Para ser amables, es importante que seamos
conscientes de la gente que nos rodea y que nos demos cuenta de sus necesidades
y sentimientos. Todos tenemos una compasión innata, pero a veces nos lleva un
poco de tiempo sintonizar con ella. Como dice el Dalai Lama: "Sé amable
siempre que sea posible, siempre es posible".