Además de nuestros hábitos, hay conductas externas que
podemos adoptar para cuidarnos la piel.
Hay varias cosas que podemos hacer. Lo primero es tener en
cuenta la protección solar, que no necesariamente debe ser mayor a 30:
el secreto de la protección lumínica reside en su repetición cada dos horas. El
factor de protección determina la cantidad de tiempo que le lleva a la piel
ponerse colorada o irritada, y eso depende siempre de cada piel en particular.
También deberíamos incorporar productos de aquellas líneas
cosméticas cuyos principios activos sostienen la salud de las proteínas
propias de la piel (fibrina, elastina y colágeno), estimulan la protección de
estas proteínas y cuidan sus poderes antioxidantes e hidratantes. Las hay
en su versión diurna (la mayoría con protección solar) y nocturna, también
ricas en ácido hialurónico, que previene la deshidratación y evitan futuras arrugas o marcas.
Podemos sumar también maquillaje con protección solar:
existen líneas específicas para uso diario que resguardan la piel del daño de
los rayos solares y de las luces azules emitidas por los dispositivos. Ocho
horas de exposición a la luz azul equivalen a veinte minutos frente al sol sin
protección, por eso es tan importante usarlo incluso cuando está nublado o si
nos quedamos en casa trabajando con la computadora.
Su aplicación también debe ser repetida a lo largo del día.
Y luego, al final del día, no debemos olvidar retirarlo: cuando descansamos, el
organismo repara, y si reconoce factores externos, esta reparación se ve dificultada.
Entonces, retiramos el maquillaje y aplicamos productos que
regeneren la hidratación y estimulen la reparación celular durante la noche. Por
último, ayuda muchísimo a la salud de la piel tomar abundante agua a lo
largo del día. Es importante entender que, muchas veces, uno cree tener
sensación de hambre y en realidad, es sed. El organismo necesita agua, líquido,
además de comida.
Cómo cuidar la piel después del verano
Pues bien, como todo lo que genera disfrute, pareciera que
el verano pasara volando y que sus meses duraran menos que los del resto del
año. Cuando queremos darnos cuenta, nuevamente marzo, chau verano. Y entonces,
¿qué hacemos con la piel algo maltratada? La doctora Graciela Melamed,
explica: “Primero, consultar a un especialista: dermatólogo, médico estético,
cosmetólogo, cosmiatra. Después, el profesional evaluará las características y
el daño que trae cada piel y propondrá diferentes calidades de tratamientos,
apuntados a reparar y a devolver la salud a la piel.
¿Qué opciones de tratamientos existen? El primero que
recomiendo es el de plasma rico en plaquetas (PRP). En el consultorio, se
extrae sangre del paciente. En presencia del paciente, se centrifuga la sangre
en una máquina especial, para separar el plasma de la sangre y obtener la parte
más rica en plaquetas. Y luego, ese plasma rico en plaquetas se repone en el
área a tratar. Todo se realiza frente al paciente, y es su mismo plasma el que
se inyecta. Los principales beneficios de este tratamiento son la restauración
celular y la obtención de nuevas proteínas dérmicas en un plazo muy corto,
lo que devuelve a la piel elasticidad, hidratación, luminosidad y lozanía, de
forma indolora y rápida, ya que el tratamiento en el consultorio se realiza en
menos de una hora.
Otro tratamiento posverano ideal es la recuperación del
ácido hialurónico, también de forma ambulatoria e indolora. El ácido
hialurónico desempeña una importante función en la estructura de la piel, porque
es responsable de su elasticidad y tiene una enorme capacidad de retener grandes
cantidades de agua, lo que aporta volumen a los tejidos. Pasados unos meses del
verano, evaluamos si aparecieron nuevas arrugas en el entrecejo o el contorno
de ojos y, si hiciera falta, podemos hablar con el paciente sobre la aplicación
de toxina botulínica.
¿Y cuál es el tratamiento más efectivo? Sin dudas, el más
efectivo de todos es la prevención. La exposición solar, el cigarrillo, las
alteraciones de la temperatura, una mala nutrición, el estrés, el mal descanso
y la exposición continua a altos niveles de polución envejecen la piel. Podemos
trabajar sobre todos estos aspectos desde la prevención. Pero una vez hecho el
daño, solo podemos ayudar en la reparación.
A una piel que llega sana al verano y lo transita de forma
cuidada, la espera una temporada de otoño-invierno mucho más saludable, y
nuestra atención estará centrada en continuar la prevención, además de revertir
lesiones.