Se acerca fin de año y se multiplican las cenas y las
ocasiones en las que nos reunimos y comemos para celebrar. ¿Cómo manejar esto
si padece diabetes?
Se supone que las celebraciones familiares deben ser una
distracción de las preocupaciones diarias. Pero, en el caso de alguien con
diabetes, pueden convertir las “preocupaciones diarias” en problemas más
grandes de lo que ya son. Con las festividades navideñas vienen los festines
ricos en grasa y carbohidratos, los horarios irregulares para comer, y
mucho estrés familiar. Siga algunos de estos pasos para devolver la
diversión a las reuniones navideñas.
1. Llene el congelador de comida saludable.
Todos estamos muy ocupados durante las festividades, y la
mayoría queremos pasar el tiempo haciendo compras, decorando o visitando a
amigos y familiares, lo cual nos deja menos tiempo para preparar comidas
saludables. Tome una acción contra esto varias semanas antes, preparando
comidas destinadas específicamente para el congelador. Lo agradecerá más
adelante, cuando pueda meter una de esas comidas en el horno u horno de
microondas y dedicar su atención a escribir un mensaje personal en las tarjetas
de Navidad.
2. Haga que un familiar insistente comparta su punto de vista.
Muchos de nosotros tenemos un primo, tío o suegra insistente
que no parece estar satisfecho hasta que nos servimos varias raciones de su
especialidad. ¿Cómo puede defenderse de sus ruegos? Si no aceptan un simple
“No, gracias”, saque la artillería pesada. Confiéseles que no puede resistir su
tarta ganadora de premios, pero que el médico y el nutricionista insisten en
que debe controlarse. Si acaba cediendo, sírvase una pequeña ración y
pídales ayuda —frente a los demás— para evitar servirse de nuevo.
Rápidamente acudirán en su ayuda, para que no los consideren unos saboteadores.
Rechace la comida con una sonrisa y un cumplido. Cuando deba rechazar la comida
que un pariente o amigo ha preparado con cariño, deje claro al cocinero o
repostero que no lo está rechazando a él o ella, sino que simplemente está
evitando algo que no está permitido en su plan alimentario. ¿Cómo evitar
herir sus sentimientos? Diga “No, gracias” en tono melancólico, y luego exprésele
lo delicioso que luce su pastel. Incluso puede decirle que le encantaría darle
la receta a un amigo que adora el pastel de coco, o hacerle preguntas sobre su
técnica de decoración. Pronto, el cocinero se sentirá tan halagado que olvidará
que usted no probó bocado.
3. Modifique sus horarios de comida para que concuerden con los de sus familiares.
¿Los horarios de comida de sus parientes políticos desafían
los suyos? He aquí cómo llegar a un arreglo: digamos que ellos se despiertan
más tarde que usted y desayunan a las 10:30 a.m. Luego sirven la “comida” de
Navidad a las 4:00 p.m. Para mantener estable el nivel de azúcar en lasangre sin abusar de las calorías, coma un refrigerio temprano en la mañana
(como una pieza de pan integral tostado) antes de que sus parientes se
levanten. Su desayuno tarde contará como el desayuno “real” de usted, y como
parte de su comida. Disfrute la comida de las 4:00 p.m. —¡pero sin abusar!— y
coma un pequeño refrigerio alrededor de las 8:00 p.m. Asegúrese de empacar su equipo
de monitoreo para poder ver cómo afecta este plan provisional su nivel de
glucosa en sangre.
4. Ponga en movimiento a la familia.
Camine por el vecindario cantando villancicos; haga que
participen todos los miembros de la familia en la decoración de la casa; o
averigüe dónde están las casas con mejor decoración de la ciudad y camine hasta
ellas. Recuerde que el ejercicio es el antídoto perfecto para un panecillo
con mantequilla o una rebanada de tarta.