Con la prolongación de la expectativa de vida, la demencia
se está volviendo una epidemia.
Fuente: Salud a Diario
1. Coma al menos una comida a la semana que consista en pescado graso.
Tal vez piense que el salmón es bueno para su corazón,
pero podría ser igual de bueno (o hasta mejor) para su cerebro. Los
beneficios para el cerebro se deben a sus ácidos grasos omega 3, especialmente
un tipo llamado DHA, del cual está compuesto en gran parte el cerebro. Los
niveles bajos se asocian con los problemas de memoria y de aprendizaje, y hasta
con la enfermedad de Alzheimer. Se cree que el DHA protege de la
acumulación de proteínas beta amiloides, la materia responsable de las
lesiones viscosas en el cerebro, conocidas como placas, que son el elemento
característico del mal de Alzheimer. Las grasas del pescado también
contrarrestan la inflamación que contribuye a la acumulación de proteínas en
el cerebro. Cuando los científicos agregaron DHA a la dieta de ratones criados
para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, estos animales presentaron niveles
inferiores de placas dañinas en el cerebro en comparación con los ratones que
no consumieron DHA. Cierto estudio sugiere que el consumo de pescado una o
más veces por semana, incluso después de los 65 años, reduce el riesgo de
presentar alzhéimer en un 60 %, en comparación con las personas que comen
menos pescado. Si no le gusta el pescado, consulte con su médico sobre la
posibilidad de tomar uno o dos gramos de aceite de pescado todos los días.
2. Ejercite su cerebro.
Cada vez que le presenta a su
cerebro el desafío de aprender información nueva o intentar realizar una
tarea nueva (ya sea jugar al ajedrez o cepillarse los dientes con su mano no
dominante), se crean nuevas conexiones entre las neuronas, lo que fortalece
su cerebro. Ciertas investigaciones sugieren que la estimulación mental diaria
podría reducir el riesgo de contraer esta enfermedad hasta en un 47 o 75 %,
según el estudio. Así que retome los crucigramas, o considere la posibilidad
de aprender a hablar un idioma nuevo o a tocar un instrumento.
3. Camine tres kilómetros por día.
Si camina a buen ritmo, no demorará más de 30 minutos. Este es el tiempo que necesita para disminuir a la mitad su riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, de acuerdo con un estudio canadiense realizado con casi 10.000 personas. El ejercicio probablemente tiene diversos beneficios, entre ellos mejorar el flujo sanguíneo al cerebro y aumentar la producción de un químico llamado factor neurotrófico cerebral (BDNF, por sus siglas en inglés), una sustancia que hace que las neuronas se multipliquen y creen más conexiones mutuas.
4. Controle su peso.
Si es obeso, el riesgo de
sufrir de alzhéimer es de casi el doble que el de una persona con peso normal.
De hecho, después de un análisis de varios estudios se llegó a la
conclusión de que uno de cada cinco casos del mal de Alzheimer en los Estados
Unidos se relaciona con la obesidad. ¿Cuál es la relación? Para empezar,
el exceso de grasa corporal –especialmente en el abdomen– aumenta el riesgo de
sufrir enfermedades cardíacas y diabetes, que hacen que las personas sean
más vulnerables a la enfermedad de Alzheimer. Además, la grasa libera
químicos inflamatorios que pueden contribuir a la inflamación cerebral y al
alzhéimer.
5. Coma espinaca.
A pesar de lo que creía Popeye, la espinaca no fortalece los músculos, pero podría ayudarlo a mantener en forma sus funciones cerebrales. La espinaca es una excelente fuente de folato, una vitamina B que ayuda a controlar los niveles de homocisteína, un aminoácido que daña los vasos sanguíneos y duplica el riesgo de sufrir alzhéimer. Otra vitamina B beneficiosa es la niacina. Ciertos estudios descubrieron que una dieta con al menos 17 miligramos de niacina (vitamina B3) por día reduce el riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer un 70 %, en comparación con una dieta con bajo contenido de esta sustancia. Puede encontrar 14 miligramos en una porción de 100 gramos de hígado cocido, 10 miligramos en media taza de maní y 13 miligramos en 85 gramos de pechuga de pollo. Otras buenas fuentes de vitaminas B son los porotos y las lentejas, los granos fortificados, los panes integrales y los frutos secos.
6. Acostúmbrese a tomar jugo de granada.
El riesgo
de sufrir la enfermedad de Alzheimer es un 75 % más bajo en las personas que
beben este jugo al menos tres veces por semana, en comparación con quienes lo
beben menos de una vez por semana. Esto se debe probablemente a los altos
niveles de antioxidantes llamados flavonoides que contiene el jugo. Estos
antioxidantes neutralizan los radicales libres y dañan las moléculas que
atacan a las células y que contribuyen a la formación de placas en el
cerebro.
7. Use casco.
Protéjase la cabeza cuando pasee en
bicicleta, en patines o en moto, y evite cabecear la pelota o darse cabezazos
con otro jugador en los partidos de fútbol. Existe bastante evidencia de que las
lesiones moderadas o graves en la cabeza incrementan el riesgo de sufrir la
enfermedad de Alzheimer (hasta 3,5 veces si la lesión es grave).
8. Prevenga el colesterol elevado.
Aunque la teoría
aún genera controversia, hay estudios que sugieren un vínculo entre los
niveles de colesterol elevados al alcanzar los cuarenta años aproximadamente y
la enfermedad de Alzheimer. Los niveles elevados de colesterol interfieren
en la descomposición de la proteína precursora amiloidea (APP, por sus siglas
en inglés), que tiene un papel importante en el desarrollo de la enfermedad de
Alzheimer. También existe evidencia de que el uso de los medicamentos con
estatinas para reducir el colesterol puede ayudar a prevenir la enfermedad de
Alzheimer. Es posible que el vínculo entre las estatinas y la prevención de
la enfermedad de Alzheimer no esté relacionado con la capacidad de estos
medicamentos de disminuir el colesterol, y que sea un resultado de su capacidad
de reducir la inflamación.
9. Tome una copa de vino casi todos los días.
Uno de
los mejores estudios del mundo sobre la demencia, el Estudio canadiense sobre
la salud y el envejecimiento (Canadian Study of Health and Aging) descubrió
que beber una o dos copas de vino por día reduce el riesgo de sufrir de
alzhéimer en un 62 % en las mujeres y en un 51 % si se cuentan también los
resultados de los hombres. El beneficio se debe probablemente a algún
componente del vino, ya que la protección que proporciona es mucho mayor que la
que ofrecen los licores o la cerveza. Antes de incrementar su consumo de
alcohol, consulte con su médico.
10. Beba un poco de café.
Si disfruta de una taza de
café por la mañana, no es necesario que deje de hacerlo. Tal vez esté
protegiendo su cerebro. De acuerdo con investigaciones recientes, la cafeína
ayuda a proteger la llamada barrera hematoencefálica de los efectos dañinos
del colesterol elevado, lo que posiblemente reduzca el riesgo de sufrir de
demencia. Otros estudios sugieren que la cafeína puede ayudar a fortalecerla memoria en las personas de edad avanzada.