¿Sabía que las ondas que producen los sonidos viajan del
oído al cerebro? ¿Y que un exceso de esas ondas puede ser perjudicial? Aprenda
a controlar esos estímulos y a abrazar el silencio.
En lo más profundo de su oído interno, diminutas células
ciliadas se agitan, tiemblan y bailan al compás de los sonidos de su mundo,
desde el último éxito de música popular hasta la ruidosa podadora de césped del
vecino o el susurro de los árboles en los bosques. Estas células microscópicas
convierten las ondas sonoras en señales eléctricas que viajan a su cerebro
para llevar información importante sobre lo que ocurre a su alrededor. Pero
demasiado ruido puede significar demasiada información, lo que sobrecarga
los circuitos cerebrales y genera la sensación de que el ruido es tan
fuerte que uno no puede pensar. En estudios que comparan escuelas cercanas a
ruidosos aeropuertos, autopistas y vías de ferrocarriles con aquellas ubicadas
en áreas tranquilas, los investigadores han hallado vínculos entre
contaminación sonora y problemas de memoria, de concentración, de
capacidad lectora y de rendimiento en pruebas. Es lógico que los ambientes
ruidosos puedan tener efectos similares para los adultos que aprenden cosas
nuevas, dado que los cerebros de mayor edad se distraen más por el ruido. El
ruido también sube la presión arterial, lo que es malo para el cerebro.
Cuando algunos investigadores verificaron los niveles de presión arterial en
140 adultos que vivían cerca del Aeropuerto de Heathrow en Londres y de otros
tres importantes aeropuertos europeos, descubrieron que los valores bajos y altos
subían de 6 a 7 puntos cuando había un “hecho ruidoso”, como un avión que
pasaba. El ruido del tráfico tenía un efecto similar. Con el tiempo, la
presión arterial elevada aumenta el riesgo de demencia y de problemas de
procesamiento mental, memoria y tiempo de reacción asociados con la edad.
¿Cuánto es demasiado ruido?
Depende de la situación y de usted. Quizá adore el gran
sonido de un estentóreo disc-jockey mientras baila y socializa en una fiesta,
pero considera que la radio encendida en la habitación de al lado hace que sea
casi imposible concentrarse en el periódico que está tratando de leer. El murmullo
del tráfico en la calle puede ser tan solo un sonido de fondo durante el
día, pero podría arrebatarle el profundo y reconstituyente sueño que su cerebro
necesita de noche para un óptimo rendimiento al día siguiente. Apague la
televisión y la radio cuando intenta concentrarse. Cambios sutiles en la
actividad cerebral, que comienzan en la mediana edad, vuelven cada vez más
difícil para nuestra materia gris dejar de prestar atención a las distracciones
y concentrarse en la tarea entre manos, ya sea leer, conducir o redactar un
informe en el trabajo. Científicos del Instituto de Investigación Rotman, en
Toronto, escanearon los cerebros de 12 adultos jóvenes y 12 adultos mayores
(que tenían, en promedio, 70 años) mientras rendían una prueba de memoria y
encontraron una gran diferencia. Mientras los voluntarios miraban imágenes que
supuestamente memorizaban, la corteza auditiva, región del cerebro que procesa
el sonido, se iluminaba en los cerebros de más edad, en respuesta a los
sonidos fuertes y estrepitosos emitidos por la máquina de resonancia magnética.
Esto puede explicar por qué los adultos mayores rindieron peor en la prueba: sus
cerebros no pudieron abstraerse a la distracción que generaba el ruido. En
los cerebros más jóvenes, la corteza auditiva se mantuvo tranquila.
Claves para disminuir los ruidos
1.
Silencie los ruidos nocturnos
Una pareja que ronca, el sonido del tráfico proveniente de
la calle, un acondicionador de aire estentóreo o vecinos ruidosos pueden
perturbar su sueño y ocasionar una disminución en la energía cerebral al reducir
la cantidad de tiempo que usted pasa en las fases de sueño profundo,
cuando los recuerdos están encerrados en su lugar y el cerebro se recompone.
Los tapones para los oídos pueden ayudar, al igual que mudar su cuarto a la parte
más tranquila de la casa. Si los tapones no bloquean ese ruido áspero y
vibrante, pídale a quien ronca que se dé vuelta o que se haga un examen para
apnea del sueño. En un estudio canadiense, se descubrió que quienes duermen con
roncadores sufren pérdidas auditivas en el oído más cercano a la persona que
hace ese ruido toda la noche. El ronquido puede alcanzar los 80 decibeles — una
intensidad equivalente a la de un grito para pedir ayuda— o 90 decibeles, que
se corresponde con el tránsito de camiones.
2.
Compre una máquina de ruido blanco
Genera un sonido constante y calmo que tapa otros
sonidos. Puede ayudarlo a quedarse dormido y a dormir hasta la mañana.
3.
Invierta en ventanas de doble vidrio o a
prueba de sonidos
Si vive en un área ruidosa, no es necesario que se
mude a una más tranquila. Puede asegurarse de que las ventanas mantengan
alejado el sonido.
4.
Evite eventos y restaurantes ruidosos
Si tiene que levantar la voz para hablar con su compañero de
mesa, el restaurante es demasiado ruidoso; vaya a otra parte.
5.
Use tapones para los oídos
En una investigación informal se halló que los tapones de
poliuretano baratos eran más efectivos, cómodos y fáciles de usar que los
caros tapones de silicona a medida. Tenga un par al lado de la cama, en la
cartera y en el maletín. En una investigación israelí en la que se estudió a
obreros de una fábrica, se halló que en aquellos que empezaron a usar este tipo
de tapones dejaron de registrarse aumentos de la hormona del estrés
relacionados con el ruido. En dosis excesivas, esta hormona es tóxica
para las neuronas.