Entender cómo funciona la presión sanguínea es
imprescindible para saber cómo reaccionar ante un posible problema.
PARA ENTENDER LA PRESIÓN SANGUÍNEA
Nuestra presión sanguínea (PS), o tensión arterial,
es una medida de la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las
arterias a medida que el corazón la bombea a todo el cuerpo. Es un
indicador clave de salud. Una presión demasiado débil ocasiona sensación
de debilidad y fatiga y es, a menudo, un efecto colateral de alguna medicación
o de deshidratación. Mucho más peligrosa es la presión sanguínea alta o hipertensión.
Si nuestra PS sube y permanece alta durante mucho tiempo, puede dañar el
corazón y los vasos sanguíneos, así como los riñones y otras partes del
organismo. Como la PS alta no suele dar síntomas, si no es diagnosticada, puede
infligir un daño continuo, elevando poco a poco el riesgo de enfermedad
cardíaca y ACV a lo largo de los años, tiempo durante el cual podemos en
realidad sentirnos bien.
Los factores de riesgo relacionados con la PS son los
mismos que los vinculados con el corazón en general. Algunos, por ejemplo la
edad y el género, no pueden controlarse, pero otros sí, como el estilo de
vida.
Algo clave que debemos saber: la hipertensión es
particularmente peligrosa cuando se combina con otros factores de riesgo,
en particular una medida de cintura amplia (la forma de manzana), intolerancia
a la glucosa y colesterol elevado. Este grupo de factores de riesgo, llamado síndrome
metabólico, eleva el riesgo de enfermedad cardíaca. El médico puede
tratar eficazmente parte de los problemas con medicación, pero nosotros podemos
adoptar algunas medidas clave:
• Pierda peso Para empezar, el objetivo es perder
entre un 7 y un 10% del peso corporal (consulte al médico).
• Elimine las bebidas azucaradas Un estudio sobre
5000 adultos, realizado en los Estados Unidos, comprobó que quienes tomaban al menos
una gaseosa al día tenían un 44% más de probabilidades de desarrollar el
síndrome metabólico que quienes no lo hacían.
• Emprenda una actividad física Empiece a
ejercitarse, con lentitud al principio, hasta llegar a una actividad regular,
moderadamente vigorosa, la mayoría de los días de la semana.
CÓMO CHEQUEARSE LA PRESIÓN
Millones de personas, gran cantidad de ellos mayores de 60
años, ni siquiera saben que su presión sanguínea está peligrosamente alta.
Como al principio es una enfermedad silenciosa y asintomática, no
piensan en hacerse chequeos. Pero es mucho lo que puede hacerse para reducir
la presión sanguínea y así prevenir enfermedades cardíacas en el futuro.
Checarse la presión con regularidad es una precaución
básica. Nuestra presión sanguínea sube y baja naturalmente a lo largo del
día. El esfuerzo físico la eleva, y también los acontecimientos estresantes,
como una visita al médico. Una de cada cuatro personas diagnosticadas como hipertensas
podría experimentar tan solo un aumento temporario ocasionado por la
perspectiva del examen médico, conocido como “hipertensión de la bata blanca”.
Los médicos lo tienen muy en cuenta y, por lo tanto, recomiendan otros
controles fuera del consultorio. Hay varias maneras de controlar la PS:
CONTROL 1: en la clínica
El médico o la enfermera le pondrán un tensiómetro en el
brazo. Si registra una PS de 140/90 mmHg o más, se la medirán dos veces más
en la clínica, con intervalos de unos pocos minutos. Si la mínima de estas
mediciones es de 140/90 mmHg o más, deberán hacerle un control ambulatorio de
su PS.
Control 2: ambulatorio
El tensiómetro, también colocado en el brazo, se usa durante
24 horas. Mide automáticamente la PS dos veces por hora durante la vigilia. El
registro final se basa en un promedio de, al menos, 14 mediciones.
Control 3: EN EL HOGAR
Si la medición ambulatoria de la PS resulta demasiado
incómoda o inconveniente, pueden realizarse controles en el hogar. Los tensiómetros
domésticos se venden en farmacias especializadas y en Internet. Los mejores
dispositivos son automáticos, y es importante asegurarse de que su medida
sea la correcta para nosotros, ya que se fabrican en tres tamaños diferentes: estándar,
grande y extra grande, para adaptarse al grosor de la parte media del brazo.
Investigaciones finlandesas comprobaron que cuando 2.000 hombres y mujeres de
hasta 74 años medían en el hogar su PS, los registros resultaban mucho más
exactos que los tomados en consultorios. La investigación sugiere que las
personas que usan tensiómetros caseros pueden mantener niveles más sanos de PS
y también sienten que ejercen un mayor control sobre su salud.