Por
todos lados, se nos bombardea con publicidades sobre las dietas basadas en
plantas. ¿Qué tienen para decir los que saben?
Si visualizamos esta alimentación en relación con el mercado
de productos disponibles hoy en día, efectivamente es más cara, pero si nos
educamos y sabemos lo que es realmente este estilo de vida, muchas veces puede
ser más barato llevar esta alimentación en cuanto a su efecto en la salud a
largo plazo. ¿En serio? Por supuesto. Ahora, si comparamos el gasto de una persona
que basa su alimentación en las versiones plant based de hamburguesas,
salchichas, tofu envasado, seitán, entre otros, y el de otra persona que cocina
sus comidas convencionales y no compra estos productos, ¿será menos caro? Hagan
el cálculo y me cuentan. “Si comprara los productos en base a plantas ¿Cuáles
serían las motivaciones para hacerlo?” El 70 % indica que es por beneficios
para la salud. Lamentablemente, uno de los grandes mitos de los productos
inclinados a ser 100 % de origen vegetal es que sean realmente beneficiosos
para la salud. Eso no será cierto si estos alimentos son altos en azúcares y harinas refinadas, con aportes proteicos escasos o nulos. Se han realizado
estudios de mercado donde la mayor cantidad de personas que compran y consumen
estos productos, son en realidad flexitarianos y adultos jóvenes de 18 a 30
años.
¿Cuáles son los beneficios de ser vegetariano?
¿Pero realmente resulta beneficioso el cambio? Siendo
nutricionista y llevando una alimentación vegetariana por más de seis años, me
he dado cuenta de que el marketing de estos productos, está enfocado no en
la salud, sino en reemplazar la carne. En imitarla sin matar animales.
Efectivamente, se está avanzando, pero, en relación al costo-salud, no es
realmente rentable. El gran mito es creer que cuando dice ”vegetariano” es
más saludable, cuando ello no es necesariamente así. En relación a lo
económico y salud, estos productos tienen costos más elevados y, además, muchos
de ellos no cubren las necesidades básicas y mínimas a entregar si nos
centramos en las personas que solo consumen es- tos productos. Algunos
consejos:
• Preferir la alimentación natural y casera, usando
proteínas vegetales (legumbres, frutos se- cos), harinas fortificadas y
verduras.
• Interiorizarse y buscar siempre asesoría de
nutricionistas expertos en esta área.
• Si se quieren probar los productos plant based de
origen industrial, hacerlo, pero lo ideal es no basar la alimentación en ellos.
• Estos productos, en su mayoría son caros, además de estar
fabricados de forma artificial, con aditivos, ser altos en sodio, grasas y
azúcares. Incluso, muchos de ellos también son altos en calorías.
Por esto y por mucho más, implementar una alimentación vegetariana no es algo que se hace de la noche a la mañana. Dejar de comer
carne es cuidar nuestro cuerpo, pero también lo es educarse respecto de las
implicancias y cómo podemos nutrirnos de mejor forma sin ella. Como cualquier
acto y decisión, debemos hacerlo con carácter, educación previa y, por
supuesto, lo más conscientes posibles. Nunca olvidar que una gran decisión tam-
bién conlleva una gran responsabilidad.