¿Sabía que
los niveles de actividad del organismo varían de acuerdo con la hora del día?
En esta nota, le enseñaremos a conocer los tiempos del propio cuerpo para
aprovechar al máximo la energía.
Nuestro ritmo de vida está gobernado por una minúscula
estructura situada en el hipotálamo, el reloj biológico central. Respetar los
ritmos que esta nos impone puede permitirnos sobre todo optimizar el manejo del
tiempo y la calidad de nuestras actividades.
1, 2, 3, en marcha
Nuestro
reloj biológico central se sincroniza cada veinticuatro horas, según un ciclo
llamado circadiano que corresponde a la rotación de la Tierra. Este rige funciones como el sueño, la vigilia y la frecuencia de las comidas. Por eso, también es importante para saber cuál es la hora apropiada para los medicamentos Para optimizar
la eficacia de ciertos medicamentos y limitar sus efectos secundarios, es mejor
tomarlos en momentos precisos del día. Así, la aspirina cuando se la prescribe
para prevenir problemas cardiovasculares, sería más eficaz al caer la tarde que
por la mañana y los antiinflamatorios no esteroides serían mejor tolerados por
el estómago si fueran ingeridos a media tarde o al atardecer. La vacunación antigripal sería más eficaz cuando se la aplica por la tarde, y la duración de
la acción de un anestésico utilizado en odontología sería más larga si la
inyección es administrada alrededor de las 3:00 de la tarde. Ciertas hormonas
como la melatonina, conocida bajo el nombre de hormona del sueño, que generalmente
es segregada desde las 21:00 hasta las 7:00 de la mañana, y el cortisol, que,
por la mañana, prepara el cuerpo para retomar su actividad haciendo subir su
temperatura. El reloj biológico puede ser influido por parámetros externos como
la luz, que le llega por intermedio de la retina y del nervio óptico y las
obligaciones horarias de cada uno.
¿Cuándo sí y cuándo no?
La cronobiología nos permite, si nos informamos acerca de
los períodos del día en los que estamos más o menos en forma, optimizar el
empleo del tiempo de acuerdo con nuestro ritmo biológico, no importa si es para
reflexionar, amar, descansar, trabajar, dormir, hacer un deporte o comer. Sin
embargo, las obligaciones diarias no nos permiten siempre seguir estos
biorritmos. Si existe un gran desfase entre estos y los ritmos impuestos, a la
larga pueden producirse problemas en el humor, una fatiga persistente e incluso
trastornos depresivos. El trabajo nocturno, si no está acompañado de períodos
de sueño reparadores, y el trabajo por turnos, con frecuencia provocan
importantes problemas de salud, como insomnio, trastornos cardiovasculares y
gástricos, perturbaciones hormonales, un desgaste prematuro del organismo y
algunos tipos de cáncer.
Guía hora por hora para aprovechar al máximo su potencial
● Entre las 7:00 y las 8:00. Nuestro cuerpo pasa por un
período de transición entre la vigilia y el sueño: el período de inercia postsueño.
Si su temperatura es inferior a 36,8 °C, no estamos todavía completamente
listos para encarar el día. Nuestra producción de cortisol sufre un pico,
nuestra temperatura corporal y nuestra presión arterial aumentan. Segregamos
catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que degradan los azúcares y las
grasas. Es hora de tomar un desayuno sólido y de hacer ejercicio.
● De 9:00 a 11:00. Nuestro índice de azúcar y nuestra
temperatura están en su mejor nivel, nuestro estado de alerta, nuestras
capacidades intelectuales y nuestra eficacia están al máximo.
● Entre las 12:00 y las 13:00. Es el momento ideal para
hacer nuestra comida principal, cuatro o cinco horas después del desayuno.
● De 13:00 a 15:00. Nuestros índices de cortisol y de
adrenalina bajan y con ellos nuestro estado de alerta y nuestras capacidades de
concentración. Una pausa o una siesta serían bienvenidas.
● De 15:00 a 19:00. Nuestra glucosa, nuestra temperatura
corporal y luego nuestra adrenalina suben otra vez. Estamos en la mejor forma
intelectual y física (los récords deportivos además son en su gran mayoría
marcados entre las 17:00 y las 19:00). Es el momento de aprovechar esto, sin
olvidar hacer una pequeña pausa para hidratarnos bien cada noventa minutos.
● De 19:00 a 20:00. Nuestra temperatura corporal baja y la
secreción de melatonina se reanuda a medida que se instala la oscuridad. Es la
hora de la cena. Es preferible evitar los platos azucarados, de lo contrario la
baja de nuestro nivel de insulina va a generar una liberación nocturna del
depósito de azúcar, la cual, al no haber actividad de nuestra parte, será
transformada en grasas.
● De 21:00 a 23:00. Nuestra temperatura corporal, nuestra
presión arterial y nuestro índice de cortisol están en el límite más bajo.
Nuestro grado de alerta baja progresivamente. Es el momento de acostarse.
● Entre las 2:00 y las 5:00 de la mañana. Se trata de la
fase menos activa. Es además la más propicia para los accidentes, especialmente
de auto. Hacia las 4:00, nuestro sueño se vuelve más ligero. A veces, tendemos
a despertarnos espontáneamente y luego experimentamos dificultades para
dormirnos de nuevo.
● A partir de las 5:00 de la mañana. Restablecemos
progresivamente una fase más activa. Nuestro índice de cortisol sube.