Dormir bien puede ayudarnos a estar más saludables, sensuales, e incluso perder algunos kilos.
¿Desde cuándo se volvió una forma de vida estar activo día y noche y dormir cada vez menos? La enorme reducción del tiempo dedicado al sueño ocurrió tan gradual y sutilmente que pocos notaron la tendencia. ¿Se debió al auge de nacimientos que obligó a los padres a levantarse a las 2 de la mañana para alimentar a sus bebés? ¿A la creciente seducción de Internet, los videojuegos y la oferta de canales de televisión? ¿A no desconectarse nunca del trabajo? Sea como sea, millones de personas con falta crónica de sueño ponen en riesgo su salud, calidad de vida e incluso su esperanza de longevidad. Estudios científicos recientes indican que dormir bien sigue siendo una necesidad básica.
Poder mágico 1: vida más larga y saludable
En la Argentina, cerca de 40 por ciento de las personas duermen menos de siete horas por día entre semana, y la mayoría resiente los efectos. “La relación entre el sueño y la salud, y entre dormir mal y la enfermedad, cada día es más clara”, dice el doctor Lawrence Epstein, de la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard. La duración del sueño ha disminuido de una media de ocho horas en los años 50 a siete horas en la época actual, y la hipertensión arterial ha pasado a ser un trastorno cada vez más común. La presión arterial y la frecuencia cardíaca alcanzan su nivel más bajo durante el sueño; quienes duermen menos tienden a la hipertensión. La relación entre esta última y la duración del sueño podría explicar otros hallazgos que asocian la falta de sueño con un mayor riesgo de infarto, diabetes y sobrepeso.
Dormir bien ayuda a prevenir enfermedades. “Cuando no dormimos lo necesario, nuestro cuerpo produce más hormonas del estrés y combate menos la inflamación, lo que a su vez afecta la función inmunitaria”, señala la doctora Phyllis Zee, subdirectora del Centro del Sueño y Biología Circadiana de la Universidad Northwestern, en Chicago.
De hecho, el descanso nocturno hace que la vacuna contra la gripe surta mayor efecto. En un estudio realizado por la Universidad de Chicago, hombres a quienes se vacunó en condiciones de falta de sueño (no se les permitía dormir más de cuatro horas por noche) produjeron menos de la mitad de anticuerpos contra el virus de la gripe que los participantes vacunados que dormían toda la noche.
“Las personas que duermen bien viven más”, dice el doctor Epstein.
Poder mágico 2: mejor aspecto y bienestar
Las personas que se limitan a cuatro o cinco horas de sueño nocturno durante varias noches no sólo experimentan más padecimientos físicos, como dolores de cabeza y trastornos digestivos, sino que sufren cambios metabólicos similares a los que acompañan al proceso natural de envejecimiento. Con razón tenemos mal aspecto luego de una noche sin dormir.
Aparentemente, en estos efectos intervienen las hormonas del crecimiento. Estas sustancias son esenciales para conservarnos con buen aspecto a medida que envejecemos, pero su concentración se reduce drásticamente entre los 20 y los 60 años de edad, dice el doctor Mehmet Oz, cardiociru-jano y coautor de varios libros sobre salud. “Las hormonas del crecimiento nos rejuvenecen”, afirma. “Cuando uno las tiene en alta concentración, conserva la masa muscular, luce una mejor piel y resulta sexualmente atractivo. A todos nos conviene mantenerlas en la concentración más alta posible, y la mejor manera de hacerlo es dormir”.
Cuando tenemos mal aspecto, no nos sentimos atractivos, y nuestra relación de pareja puede verse afectada. Así que dormir más también puede revitalizar nuestra vida amorosa.
Poder mágico 3: alegría y relajación
En una encuesta realizada en 2005 en los Estados Unidos, más de la mitad de los participantes adultos dijeron que padecían insomnio varias noches por semana. Estudios recientes indican que las personas insomnes producen más hormonas del estrés que las que duermen bien. Esto les provoca un estado de sobreexcitación que les dificulta relajarse y conciliar el sueño. La incapacidad de dormir causa más estrés, lo que puede tener consecuencias devastadoras.
“Uno se deprime y se le olvida todo. No poder dormir es lo más horrible que me ha ocurrido nunca”, dice Paul Nielsen, de 42 años, de Niles, Illinois, quien en cierta ocasión durmió sólo 30 horas en 30 días. “Falté varias veces al trabajo, y un día choqué en mi auto contra unos arbustos porque ya no podía concentrarme”.
“Las personas que no duermen bien se deprimen, y la depresión causa insomnio; es un círculo vicioso”, dice el doctor Oz. “Pero también sabemos que un sueño largo y reparador nos hace sentir más felices”.
Poder mágico 4: mejor actividad cerebral
La falta de sueño no sólo acarrea mala salud física; también afecta la concentración, la capacidad para resolver problemas, la memoria y el estado de ánimo. “Cualquier factor que perturbe la calidad y la cantidad de sueño tiene consecuencias adversas duraderas en el cuerpo y la mente”, afirma el doctor Gerard T. Lombardo, del Hospital Metodista de Nueva York, en Brooklyn. No dormir lo necesario puede tener efectos físicos y mentales comparables a los de una borrachera. Permanecer despierto 17 horas seguidas produce una disminución del desempeño equivalente a tener una concentración de alcohol en la sangre de 0,05 por ciento (la que presenta una mujer de 68 kilos de peso que ha tomado dos copas en una hora).
Según un estudio reciente, las personas que tienen dos copias de cierta variante genética que ayuda a regular el reloj biológico no sólo tienden a presentar un patrón de sueño de acostarse tarde y levantarse tarde, sino que también sufren peores efectos mentales por no dormir bien, como los olvidos y la dificultad para concentrarse. Tan sólo en los Estados Unidos cada año mueren 1.500 personas en accidentes automovilísticos causados por conductores fatigados.
Y en un alarmante estudio realizado por el Instituto Walter Reed de Investigación del Ejército, en Maryland, se observó que la falta de sueño puede afectar el juicio moral de las personas. Este hallazgo tiene implicaciones obvias para profesionales como los médicos y los soldados, cuyas decisiones suelen ser de vida o muerte, pero hay que pensar en lo que ocurriría si, por no dormir bien y estar cansados, los empresarios, los maestros, los abogados, los constructores y otros estuvieran más expuestos a cometer errores de índole moral.
Poder mágico 5: reducción de peso
No resulta sorprendente que la tendencia general a dormir menos horas haya coincidido con una propensión creciente a la obesidad. Recientes estudios indican que las personas que no duermen lo necesario tienen más probabilidades de subir de peso. “Con la privación de sueño, el metabolismo se vuelve más lento y el apetito aumenta”, dice el doctor Michael Breus, autor de un programa de cuatro semanas de duración para dormir bien y gozar de mejor salud. El sueño insuficiente reduce la concentración de leptina, la hormona que produce la sensación de saciedad, e incrementa la de grelina, la hormona que nos hace sentir hambre.
“Otro efecto que conviene tener en cuenta es que la falta de sueño influye en nuestra elección de alimentos: nos despierta el antojo de carbohidratos y azúcares”, agrega Breus. Esto se debe a que no dormir bien reduce la sensibilidad a la insulina, lo que pone a los insomnes en peligro de padecer diabetes tipo 2. Así que duerma mejor y le costará menos trabajo reprimir su antojo de dulces y galletitas.