El primer paso para tener un corazón saludable es tener identificados a sus principales enemigos para poder darles batalla.

Como los expertos saben ahora con exactitud cuáles son los principales riesgos para la salud del corazón, es más fácil que nunca reducir o hasta evitar los riesgos de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. El estudio INTERHEART, realizado en 2004, evaluó a 29.000 personas en 52 países, y encontró que los factores responsables del 90% de los ataques cardíacos en cada grupo étnico son solo nueve.

Lo fascinante de esta investigación es que cada factor está relacionado con el estilo de vida y, por lo tanto, se encuentra mayormente bajo nuestro control.

EL CAMINO HACIA UN CORAZÓN SALUDABLE

Saber que la edad no es un desencadenante inevitable para la enfermedad cardíaca nos da incentivos para tratar los problemas a tiempo. Y los estudios clínicos son parte esencial de nuestra caja de herramientas para la salud. La hipertensión y el colesterol, dos factores de riesgo, son llamados “asesinos silenciosos” porque tienen pocos o ningún síntoma. Una de cada cuatro personas mayores sufre de hipertensión no diagnosticada, y más de la mitad tiene colesterol alto.

Los controles regulares son la única forma de descubrir estos problemas de salud, y también le dan al médico la oportunidad de diagnosticar temprano condiciones potencialmente peligrosas como la diabetes. Un significativo desarrollo en materia de estudios clínicos ha sido el cálculo computarizado del “riesgo cardiovascular”. Usado primero en el Reino Unido, permite a los médicos predecir nuestro riesgo de sufrir un ataque cardíaco o ACV en los diez años siguientes mediante la formulación de algunas preguntas simples. Con estos resultados a mano, los profesionales pueden trabajar con sus pacientes para elaborar un programa de tratamiento que abarque no solo cambios en el estilo de vida, sino también medicación.

En el caso de nuestro corazón, así como en otros aspectos de salud, hay algunos factores de riesgo que están fuera de nuestro control. Entre ellos están la edad, el género y los antecedentes familiares; es decir, los genes. Pero son muchos los pasos que podemos dar para moderar los efectos de factores con los que nacemos: un puñado de potenciales problemas no significa que estemos condenados a sufrir de males cardíacos. Como diría un aficionado a los juegos de cartas, no siempre sale primero la mejor mano.

EL AMOR AYUDA

Podríamos tener algunos aliados inesperados que trabajen a nuestro favor. En 2010, investigadores de la Universidad de Harvard comprobaron que un matrimonio satisfactorio reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular en las mujeres, en tanto un importante estudio entre 127.000 adultos estadounidenses llegó a la conclusión de que los hombres casados son más saludables y suelen vivir más que los solteros, divorciados o viudos. Un estudio de diez años realizado en los Estados Unidos y publicado en 2011, entre 135.000 hombres que estaban o habían estado casados, de edades entre 50 y 71 años, sugiere que tener hijos reduce el riesgo de un hombre de morir de enfermedad cardiovascular en un 17 por ciento.

En otras palabras, un corazón que ama tiene mayores probabilidades de ser sano que un corazón que no lo hace. ¿Y no es así como debería ser?

Seis enemigos:

• Colesterol alto

• Hipertensión

• Diabetes

Estrés

Obesidad

• Tabaquismo

Tres aliados:

Hay tres factores que protegen nuestro corazón (ignorarlos tiene un impacto negativo):

• Comer gran cantidad de frutas y verduras

• Realizar suficiente ejercicio

• Consumir alcohol con moderación

 

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