A veces, unos kilos de más no son el mayor riesgo para la
salud. Sepa cuándo preocuparse y cuándo no por esos kilos rebeldes.
Si usted está excedido de peso, cualquier médico competente
le aconsejará bajar unos kilos. Resulta demasiado obvio. Decididamente es así; mantener
un peso recomendable es sin dudas muy bueno para el corazón y la salud en
general. Pero al igual que con el colesterol y las cardiopatías, la
relación entre obesidad y cardiopatía no es tan directa como solía parecer
a simple vista. Mantenerse en buen estado físico, o al menos físicamente activo, puede ser más importante que estar delgado. Si la idea de poder tener
sobrepeso y aun así estar sano resulta difícil de creer, considere lo
siguiente: en 2008, una encuesta a la población estadounidense publicada en la
revista médica Archives of Internal Medicine arrojó que la mitad de los
estadounidenses que tienen sobrepeso según sus índices de masa corporal (IMC)
no presentan factores de riesgo importantes de cardiopatía, aparte de la
supuesta desventaja del exceso de peso. Presentan niveles bajos de LDL
(colesterol malo) y niveles altos de HDL (colesterol bueno), niveles saludables
de glucosa en sangre (lo que significa un riesgo bajo de diabetes), presión
arterial normal y apenas cantidades modestas de grasa visceral, la grasa que se
acumula en el abdomen, que rodea los órganos internos e incrementa en gran
medida el riesgo de cardiopatía. ¿Sorprendente? Sí. Pero tiene una explicación.
Un aspecto importante que comparte la mayoría de los encuestados es un estilo
de vida saludable y activo. A pesar de tener algunos kilos de más, estas
personas hacen ejercicio e intentan comer bien. Increíblemente, esto
significa que realizar el esfuerzo por perder peso puede ser tan beneficioso
como en efecto conseguirlo.
También significa que no realizar el esfuerzo por comer bien
y ejercitarse puede ser peligroso incluso para aquellos que no tienen
sobrepeso. De hecho, los cardiólogos de la Clínica Mayo detectaron algo
revelador cuando investigaban a un grupo de personas cuyos IMC eran normales,
pero presentaban niveles de colesterol riesgosos y cuyo control de glucemia en
sangre era deficiente; estos individuos con peso normal eran clínicamente
obesos según otro indicador: el porcentaje de grasa corporal. ¡Al menos un
tercio del cuerpo estaba compuesto por grasa! Lo que es incluso peor, la grasa
de más se acumulaba en el abdomen, en forma de grasa visceral peligrosa. Los
investigadores señalaron que el estilo de vida sedentario y la dieta
deficiente eran los posibles culpables. La falta de ejercicio explicaría,
sin duda, la cantidad de grasa visceral que estas personas que eran
gordas sin saberlo habían acumulado; y dado que este tipo de grasa es tan
activa metabólicamente, cuando uno comienza a ejercitarse es una de las
primeras en disminuir. ¿Cómo es posible acumular tanta grasa visceral y aun así
tener un IMC normal? Es simple: el músculo pesa más que la grasa, y este grupo,
de acuerdo con los investigadores, tenía poca masa muscular, que era remplazada
por la grasa. Nada de esto resulta novedoso para el doctor Steven Blair, un
investigador en el tema de la obesidad que trabajó durante años con la Clínica
Cooper en Dallas, Estados Unidos, un instituto dedicado a la investigación
sobre el ejercicio aeróbico y la pérdida de peso, para dilucidar los verdaderos
peligros del sobrepeso y cómo el ejercicio podría disminuir esos riesgos.
Durante 30 años ha estado publicando resultados que sugieren que estamos
concentrados en el problema equivocado. El doctor Blair ha estudiado a más de
80.000 individuos, ha medido sus niveles de aptitud física y su peso y altura,
y descubrió que aquellos que son delgados y con peso normal que no se
ejercitaban tenían el doble de probabilidades de sufrir cardiopatía, accidente
cerebrovascular o incluso de morir por otras causas que quienes tenían
sobrepeso y se ejercitaban de forma habitual. ¿Y las personas con sobrepeso que
se ejercitan? Sus indicadores de salud cardíaca son envidiables: colesterol
normal, HDL alto, presión arterial saludable, relación excelente entre el
perímetro de la cintura y la cadera. En casi todas las medidas salvo una —el
peso— son saludables. Es por eso que el doctor Blair, un hombre que se describe
a sí mismo como corpulento, sostiene que el peso, en compañía de un estilo de
vida saludable de otro modo, no es tan perjudicial como todo el mundo cree.