¿Sabía que la grasa que tenemos en el abdomen perjudica a
todo nuestro organismo, incluso al cerebro? Aprenda a prevenir el problema
antes de que sea tarde.
La grasa de sus vísceras no es como la de su trasero
o muslos. Es un órgano activo que segrega sustancias químicas y hormonas que
afectan su salud, incluso su capacidad de recordar dónde estacionó el auto o el
nombre de su primo segundo. Aunque nadie lo acusaría de tener una “panza de
cerveza”, podría tener demasiada cantidad de esta grasa. Aquí le
contamos los estragos que causa.
1. Encoge su “centro de memoria”
Ese es su hipocampo, un grupo de neuronas en
forma de herradura que cumple una función importante en la formación y
recuperación de los recuerdos. Investigadores de la Universidad de
California usaron imágenes de resonancia magnética del cerebro para mostrar que
una cintura ancha y un hipocampo pequeño van de la mano. Los estudios incluso
mostraron una directa correlación entre una cintura ancha y una capacidad reducida
para memorizar palabras.
2. Crea “oxidación cerebral”
Sus células cerebrales se comunican una con otra
mediante una vía de conexiones muy rápidas —piense en ellas como cables
de información— llamadas “axones”. Escaneos cerebrales de personas con cinturas
anchas muestran áreas de daño en estos cables. Los médicos las llaman “áreas
de oxidación cerebral”, lo que suele verse en personas con demencia. Pero
algunos piensan que esta “oxidación” puede hacer perder la memoria y el
poder de pensamiento a personas que no tienen demencia.
3. Fomenta el síndrome metabólico
La grasa visceral es el factor de riesgo número uno del
síndrome metabólico, un grupo de problemas de salud que incluye presión arterial, colesterol y triglicéridos (y a veces, azúcar en sangre) altos,
además de niveles de colesterol “bueno” HDL algo bajos. El síndrome
metabólico abona el terreno para la diabetes y la enfermedad cardíaca.
Ahora se lo ha relacionado con el pensamiento empantanado. En un estudio
holandés, la gente con síndrome metabólico alcanzó un puntaje un 10% más bajo
en las pruebas de velocidad de procesamiento mental y cerca de un 6% más bajo
en las pruebas de memoria que los que no lo padecían.
4. Eleva el azúcar en sangre
La grasa visceral
produce sustancias químicas que hacen que el cuerpo sea menos
sensible a la insulina, hormona que permite que el azúcar en sangre entre
en las células. Cuando ocurre eso, los niveles de insulina suben y se elevan
los niveles de azúcar en sangre. Esta doble complicación es mala para el
cerebro. Se sospecha que esta es una de las razones por las que las
personas con diabetes del Tipo 2 tienen una puntuación menor en las pruebas de
memoria que los que no tienen diabetes.
5. Aviva la inflamación
La inflamación es un concepto difícil de comprender, pero
puede imaginarla como la respuesta del cuerpo a las heridas, incluso en
el nivel microscópico. La grasa visceral aumenta la inflamación, lo cual
parece afectar al cerebro. En un estudio publicado en el Journal of the
American Medical Association, la inflamación incrementó el riesgo de
deterioro cognitivo en un 66%. En una prueba estándar del deterioro
cognitivo, que observa habilidades como concentración, uso del lenguaje y
memoria inmediata y aplazada, voluntarios con inflamación crónica de bajo
nivel obtuvieron cinco puntos menos que los voluntarios que no sufrían
inflamación crónica. Esa es una diferencia suficiente en la función cognitiva
para que usted o su familia lo noten.