El estilo de medicina herbal que actualmente se practica en
el mundo occidental tiene sus raíces en antiguas tradiciones, así como en
prácticas de la medicina china y ayurvédica.
En esencia, la herbolaria occidental conserva algunas
de las filosofías que adoptaron el médico griego Hipócrates y sus contemporáneos
hace más de 2000 años. Estas enseñanzas incluyen el principio de que la dieta, el
ambiente y el estado mental del paciente contribuyen a su bienestar.
Hoy, los herbolarios occidentales tienen un enfoque
holístico similar para el cuidado de la salud. Además de remedios a base
de hierbas, indican cambios en la dieta y el estilo de vida, según el
principio de que los factores que contribuyen a la mala salud se deben eliminar
para estar bien.
Esto se desprende del criterio de que el organismo a
menudo se repara a sí mismo si se le brindan las condiciones óptimas para
hacerlo. Éste es otro concepto relacionado con la tradición hipocrática, la cual
enseñaba la vis medicatrix naturae: la capacidad innata de
autosanación.
En muchos sentidos, esta meta de restaurar el equilibrio
del cuerpo es fundamental en cada decisión que el herbolario toma para el
tratamiento. El enfoque médico se concentra en combatir las enfermedades y
patologías, pero el herbolario occidental se esfuerza en optimizar las funciones
de los órganos y sistemas para que el cuerpo pueda curarse a sí mismo.
Desde luego, cuando hay males serios y enfermedades
agudas, la intervención médica es relevante. El enfoque específico y orientado a combatir
la enfermedad es lo que se requiere cuando se trata de niveles elevados de
presión arterial, infecciones que pueden ser mortales, un apéndice que estalla
o una reacción alérgica anafiláctica; todos precisan un tratamiento drástico.
Tratamiento suave para problemas crónicos de salud
Por otro lado, las hierbas suelen ser adecuadas para
enfermedades crónicas que se desarrollan en períodos más largos y cuyos
síntomas podrían no estar tan bien definidos. Es común que estas afecciones tengan
que ver con hábitos alimentarios y estilos de vida poco saludables, y
por lo general responden bien a la acción lenta y suave de los remedios herbales, sobre todo si se adoptan hábitos sanos. Al tratar estos estados
crónicos, las hierbas ayudan a prevenir que ciertos padecimientos se conviertan
en otros más serios que requieran de un cuidado intensivo; la prevención de enfermedades
suele ser una meta importante del tratamiento.
Para restaurar el equilibrio, los herbolarios occidentales
toman en cuenta el funcionamiento de los principales órganos y sistemas. El sistema digestivo y los órganos de excreción son vitales. El enfoque principal de
muchos tratamientos es optimizar su capacidad para asimilar nutrientes y
procesar los desechos corporales.
El herbolario también puede prescribir remedios que:
• Ayuden al paciente a manejar mejor el estrés, ya
sea fortaleciendo o calmando el sistema nervioso.
• Mejoren la resistencia a las infecciones y alergias
al fortalecer el sistema inmunológico del paciente.
• Normalicen el equilibrio hormonal al aliviar los
síntomas de la menopausia o el síndrome premenstrual, y si es el caso, preparar
al cuerpo para la concepción.
• Alivien el dolor y la inflamación.
• Sirvan de apoyo al funcionamiento vascular y del corazón.
Cuidado individualizado
Antes de definir un tratamiento adecuado, el herbolario
considera las circunstancias individuales y la constitución de cada paciente.
Por ejemplo, para un paciente que debe perder peso, el herbolario podría
considerar factores como hábitos intestinales, nivel de energía, estado
hormonal y capacidad para lidiar con el estrés. Esta aproximación individualizada
al tratamiento, el hecho de “tratar a la persona, no a la enfermedad”, es lo
opuesto al enfoque “de talle único” que caracteriza al modelo médico o
farmacéutico.
Una cuestión de sinergia
La prescripción de combinaciones de remedios es
prueba de que los herbolarios creen en la sinergia. En otras palabras,
la idea es que varios medicamentos botánicos trabajan en conjunto para producir
un efecto mayor al que conseguirían los remedios individuales por sí solos.
La sinergia también se aplica a los compuestos de una
planta, pues los herbolarios creen que el remedio entero constituye un medicamento
más efectivo que sus ingredientes activos por separado. Por ejemplo, la
aspirina, un compuesto de ácido salicílico que proviene de la ulmaria, a veces
produce sangrado gástrico como efecto secundario, un efecto que la hierba no
tiene (incluso parece dar cierta protección contra la irritación gástrica causada
por los salicilatos).