En lugar de angustiarse por haber sido diagnosticado con
diabetes, puede tomar ese momento como una alerta, un aviso de que es momento
de tomar las riendas de su vida.
El momento del diagnóstico de diabetes
La mayoría de las personas con diabetes recuerda
exactamente cuándo se la diagnosticaron. Fue un momento crítico, lleno de todo
tipo de emociones, incluyendo el miedo. El temor, por supuesto, es una reacción
natural al saber que tenemos una enfermedad crónica. Es lo que hacemos
con ese miedo lo que marca la diferencia. Podemos dejar que nos derrote, y
estar a merced de lo que venga, o podemos usarlo para luchar y reclamar
nuestra salud.
Piense en su diagnóstico de diabetes tipo 2 como una
llamada de atención, una petición de su organismo para cuidar mejor su salud.
Eso no significa que usted causó la diabetes; la genética tiene mucho
que ver. Pero significa que necesita empezar a comer alimentos más
nutritivos en porciones razonables, hacer más ejercicio, e incluso
poner más atención a su nivel de estrés y sus hábitos de sueño.
La diabetes no es como un brazo roto; no puede aislar el problema y dejarlo
sanar mientras sigue con su vida normal. Controlarla significa tomar medidas
que afectan a todo su organismo. Y, al tomarlas, se beneficiarán su
cuerpo, su mente y su espíritu. Es más, algunas personas que controlan bien
su diabetes dicen que son más saludables ahora que antes del diagnóstico;
que la enfermedad los ayudó a “aclarar sus prioridades”. Tienen mejores hábitos
y vidas más felices, y disfrutan de un mejor humor, más energía y una mayor
sensación de control personal. Usted también puede lograrlo, y con un menor
esfuerzo del que piensa. ¿Ha notado cómo el decir un cumplido sincero a su
pareja de vez en cuando puede reducir las discusiones? ¿Que poner todas las
facturas en un solo lugar es la clave para recordar pagarlas? ¿Que tener un
montón de tarjetas de cumpleaños a la mano evita el pánico al recordar un
cumpleaños en el último momento? Medidas igual de pequeñas pueden ayudarlo a manejar
mejor la diabetes.
Cambiar los hábitos para controlar la diabetes
Seamos claros: es su vida, y éstos son los hábitos que
debe adoptar. El médico no puede adoptarlos por usted. Él o ella puede
hacerle exámenes, ordenar pruebas de laboratorio, escribir recetas y
hablar con usted varios minutos en cada consulta sobre cómo va. Pero la verdad
sobre el sistema de salud moderno es ésta: la persona con la bata blanca no
tiene tiempo para supervisar el manejo de su diabetes todos los días. Y
usted seguramente no querría al médico en su cocina (¡serían muchos
cocineros!), en su auto (¡para que le indicara cómo conducir!) o en su
escritorio en el trabajo (¡tome en cuenta la mala letra!). El médico es un
asesor que sugiere un plan de acción. Sin embargo, es usted quien lo
llevará a cabo, desde el momento en que se levante, prepare café y se sirva un
vaso pequeño de jugo de naranja, hasta que se vuelva a acostar en la cama por
la noche. Eso no significa que deba hacerlo solo. Es más, deseará y necesitará
a muchas personas a su lado, desde el médico hasta un nutricionista, y
quizá un asesor profesional de diabetes o un grupo de apoyo para
diabéticos. Pero en el centro de este equipo para cuidar la salud está una
persona: usted. Así que busque toda la ayuda que pueda, en términos de asesoría
y consejo profesional, y prepárese para tomar el asunto en sus manos. Mientras
más pronto, mejor. La cuestión es que la mayoría de las personas con diabetes
la padecieron muchos años antes de que se la diagnosticaran. Y la
diabetes es una enfermedad progresiva; tiende a empeorar con el tiempo.
La diabetes: una enfermedad excepcional
Con la mayoría de las enfermedades, es relativamente fácil
saber qué está mal y cómo arreglarlo. Si tiene cáncer, lo extirpa o bombardea
con radiaciones. Si sus arterias están bloqueadas, deja de comer carne y crema
ácida. La diabetes es distinta. Los problemas que involucra —el principal es la
incapacidad de producir y/o usar suficiente hormona insulina para procesar
la glucosa, o azúcar en la sangre, que actúa como combustible para las
células— son difíciles de visualizar, lo cual hace parecer menos “real” a la
enfermedad. Pero es muy real. Y el “sencillo” problema del nivel alto de
azúcar no termina en la sangre. La diabetes tiene un montón de efectos, y daña
varios sistemas del organismo al progresar. Por el resto de su vida, la
diabetes estará en alguna parte: en las primeras etapas suele haber pocos
síntomas o complicaciones; usted será una persona relativamente saludable. En
el extremo opuesto, están las complicaciones graves que suceden cuando
esta enfermedad crónica deja de atenderse: ceguera, daño renal, amputación,
daño nervioso, disfunción sexual y padecimientos cardiacos, por ejemplo. Entre
las personas con diabetes, 65 por ciento de ellas mueren debido a un
padecimiento cardiaco o una apoplejía. La diabetes causa 44 por ciento de todos
los casos de falla renal, y entre 60 y 70 por ciento de los diabéticos tienen
algún grado de daño nervioso. Los hombres con diabetes son dos veces más
propensos a tener disfunción eréctil. Estas cifras dan mucho qué pensar. Pero
he aquí la perspectiva consoladora: usted puede detener o retrasar el
progreso en cualquier momento. Incluso puede ir hacia atrás. Y no hace
falta un milagro, sólo determinación y perseverancia.
Cómo convivir con la diabetes
Cuando usted pesca un resfriado, éste desaparece en una o
dos semanas. Con la diabetes no es así. Desafortunadamente, la diabetes
nunca desaparecerá. Está ahí, aunque usted quiera ignorarla, y si la
ignora, empeora. Por otro lado, si usted acepta el hecho de que la diabetes
forma parte de su vida y decide combatirla, puede reducir significativamente el
riesgo de padecer problemas de salud relacionados con la diabetes con
sólo adoptar algunos hábitos nuevos que lo harán sentir mejor, sin importar qué
lo motivó a probarlos. Y si usted se siente bien, tendrá la motivación y
energía necesarias para implementar algunos cambios más. Antes de que se dé
cuenta, empezará a apreciar el sabor, acidez, textura crujiente e intensidad de
los alimentos integrales frescos; saboreará los 30 minutos al día reservados
para dar una caminata que despeje su mente y reduzca el estrés; se sentirá más
fuerte; la ropa le quedará mejor; y se levantará con una actitud más positiva
todas las mañanas. Si le tocó tener diabetes, ¿por qué no lo usa como un
pretexto para llevar una vida más sana y disfrutable?